Mayor financiación
Los estudiantes han sido uno de los colectivos que más han combatido la Ley de Calidad. Ahora están de acuerdo con su paralización, pero quieren ir más allá y reclaman que se derogue y que la reforma que se afronte en el futuro cuente con una gran partida presupuestaria destinada a centros públicos.
"Queremos que no se dé ni un duro más a los empresarios de la educación", reclama la secretaria general del Sindicato de Estudiantes, Miriam Municio. "Un gobierno socialista debe garantizar la oferta de plazas en la red pública en todos los tramos. Necesitamos un plan de choque para llegar al 7% del PIB", añade.
Municio asegura que la paralización"era imprescindible para terminar con las medidas más retrógradas" de la ley.
Está de acuerdo el portavoz de la Federación de Asociaciones de Estudiantes de España (FAEST), Sergio Gutiérrez. "Los itinerarios eran una de las medidas más reaccionarias de los últimos 25 años. Era un modelo elitista y segregador que dividía a los alumnos de 14 años con criterios no pedagógicos y poco claros", dice.
En sustitución de los itinerarios, FAEST propone que se establezca un tronco común de asignaturas y un abanico amplio de materias optativas.
Por su parte, Municio cree que el tratamiento a la diversidad se debe afrontar reduciendo las ratio de alumnos por aula y con recursos humanos. "Es necesario que profesionales, como psicólogos o pedagogos, ayuden en los centros a los alumnos más desfavorecidos. El fracaso escolar no se reduce a través de la segregación. Necesitamos atención individualizada y recursos económicos para que las aulas no estén tan masificadas".
En cuanto a la participación de los alumnos en la vida escolar, FAEST pide que se incremente la presencia de los estudiantes en los consejos escolares y que éstos tengan verdadero poder ejecutivo.
El Sindicato de Estudiantes también denuncia que con la reforma del PP sea la Administración "la que elija a dedo" a los directores de los centros. Antes lo hacían los consejos escolares. Además, reclama que dentro de éstos haya paridad de voto entre profesores, padres y alumnos. Los estudiantes quieren, como otros colectivos, que la nueva reforma educativa salga del consenso. Lo dejan claro: "Estamos hartos de que las reformas dependan del partido que está en el Gobierno", dice Gutiérrez.
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