"El mosto es como un niño chico, hay que tratarlo con mimo y limpieza"
Manuel Teba tiene 82 años y una vitalidad arrolladora. Ayer urgía al periodista a que terminara la entrevista para irse a las fiestas de su pueblo, La Palma del Condado (Huelva), que no se pierde nunca. La pasada semana recibió la medalla de oro del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Condado de Huelva, como premio al trabajo de toda una vida. Es de los pocos bodegueros tradicionales que quedan en Huelva.
Pregunta. ¿Cuál es la clave para obtener un buen caldo?.
Respuesta. La cosa está en cuidarlo desde que se hace mosto, con mucho cariño, dejándolo envejecer en las botas de roble o de castaño, pero siempre en madera. La clave es el cariño que se ponga en la elaboración. El mosto es un ser vivo, es como un niño chico: hay que tratarlo con mimo y con limpieza.
P. ¿Por qué los vinos del Condado no han remontado como los de Jerez, por ejemplo. Falta calidad?.
R. No, qué va. Jerez es una marca muy vieja. Un nombre. Allí han podido promocionar sus vinos, lo han hecho muy bien. Aquí en Huelva no hemos promocionado nada y por eso no hemos levantado el vuelo, no nos hemos abierto mercados nuevos. Nuestro vino empieza a no valer nada. Una pena. Pero el vino del Condado tiene calidad, mucha y podría tener más si los precios estuvieran más acordes con nuestro trabajo. Además, distribuimos mal. Si costara más caro podríamos echar más dinero en representantes y todo eso.
P. Usted es un clásico: todavía vende vinos a granel, como cuando comenzó en el negocio en 1949.
R. Yo vendo vinos finos, amontillados y olorosos. A granel, a mi bodega se acerca la gente con una garrafa y se lleva el caldo a casa. Como se hacía antes en los pueblos. A mí no me compensa embotellarlo.
P. ¿Qué le parece el premio de la Denominación de Origen?.
R. Pertenezco a la asociación desde que se creó en 1962. Y pienso seguir, en la lucha, con mis madrugones. La vida exige empezar cada día de nuevo.
P. ¿Cómo empezó?.
R. Haciendo la vendimia. Comprando la uva y molturándola para luego vender el vino. Mis padres tenían una bodega. Éramos cuatro hermanos, pero al final fui yo sólo el que siguió con la bodega, por mi afición. Mis hermanos se aburrieron.
P. ¿Considera que la vieja cultura del vino se está perdiendo?.
R. Totalmente. Llegaron las bedidas de cola y se dejó de beber vino. Usted habrá comprobado que la cola hierve si se derrama en el suelo. Pues igual ocurrirá en el estómago. ¿Va a ser lo mismo de sana que el vino?. Yo bebo vino por prescripción facultativa.
P. ¿Cómo es eso?.
R. Todos los días me tomo dos copas. Sin fallar. El médico me ha dicho que me hacen mucho bien.
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