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Reportaje:CONFLICTIVIDAD SIN NEGOCIACIÓN

Euskadi, en marcha hacia la huelga

La ruptura del diálogo social entre patronal y trabajadores cuestiona el ámbito de negociación

La huelga estrella de este año, la más larga, es la de la empresa alavesa Pferd Rüggerberd, más conocida como Caballito, que llega ya a los 200 días. Este es el segundo año sin convenio colectivo, y tras las fuertes inversiones, la firma exigió a la plantilla un convenio de cuatro años, mantener la política de subidas salariales a través de complementos no consolidables y, además, echar a 25 trabajadores. El comité se puso en pie de guerra y la situación está bloqueada desde que hace un mes la dirección advirtiera a la plantilla de que la huelga no es sostenible en el tiempo. El conflicto aguanta gracias a la caja de resistencia de ELA, que ha elegido a Caballito como símbolo e imagen de su lucha sindical.

Pero más allá de este conflicto se pueden empezar a abrir otros frentes, especialmente en los convenios sectoriales. La construcción en Guipúzcoa, en paro indefinido con el apoyo de las tres centrales mayoritarias, es el primer paso. Los bomberos de Euskadi o el sector de telemárketing han anunciado ya movilizaciones. Los datos muestran que el 73% de los trabajadores afectados por convenios sectoriales no han firmado aún. Cerca de 217.000 aslariados se encuentran en fase de negociación o movilización. El sindicato UGT la pasada semana ya propuso a las otras tres centrales la convocatoria de huelga en los sectores de la madera y el metal en todo Euskadi; de cerámica, en Guipúzcoa, y de canteras, en Vizcaya. Son 132.000 trabajadores con muchas posibilidades de parar y hacer huelga.

Tres escenarios

El último lustro ha estado marcado por al menos tres escenarios diferentes en la negociación colectiva. Si hasta 2002 la negociación sectorial caminó de la mano de UGT, CC OO y LAB, que secundaba la tesis de los convenios sectoriales como sindicalmente favorecedores para los intereses de los trabajadores, en 2003 ese marco se rompió. La unidad de acción de LAB con ELA y ESK supuso un cambio de criterio, ya que bajo el paraguas de ELA, dejaron de firmar convenios sectoriales. Se impuso la estrategia del mayoritario, que prefiere trasladar la batalla a los convenios de empresa.

Ese año, proliferaron los convenios de eficacia limitada hasta el punto de que en diciembre esos acuerdos alcanzaron a más del 20% de los trabajadores con convenio en vigor. Aunque la fórmula no gusta a ningún sindicato, UGT y CC OO recurrieron a ella para romper el bloqueo que impuso la mayoritaria ELA en la negociación sectorial.

El sindicato de José Elorrieta acabó el año maldiciendo a los convenios de eficacia limitada y declarándoles la guerra, sobre todo cuando UGT y CC OO volvieron a ganarles la partida en el sector público al sellar un pacto en minoría que iba a afectar a 65.000 trabajadores públicos.

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En 2004, es la propia patronal la que está poniendo serias trabas a la firma de convenios sectoriales, tras constatar que en 2003 le han salido bastante caros. Jon Bilbao, de Confebask, considera que en épocas buenas se han podido firmar convenios caros, pero que las peticiones ahora son tan altas que lo hacen imposible. En CC OO y UGT se argumenta que no se logran acuerdos porque los empresarios "no están dispuestos a rebajar más sus beneficios".

Diferentes visiones

La patronal Confebask ha hecho un análisis de la situación que le lleva a resignarse y pensar que las empresas vascas corren el claro riesgo de perder competitividad en un momento de desafío económico con la Europa de los 25 y de inestabilidad económica. Para ellos ELA fue durante años un sindicato "caro y duro", pero comprometido con la "vertebración" del país. Ahora, lo ven pidiendo "disparates". Interpretan que desde ELA se entiende que el que monte el conflicto más grande tiene más potencial de crecimiento. Por otro lado, creen imposible firmar convenios con UGT y CC OO tan caros como los de años precedentes porque el momento no es bueno. "Es el fin del modelo de negociación colectiva", sentencia Bilbao quien recuerda que el propio ámbito vasco está en juego ya que se acabarán firmando acuerdos de ámbito superior. "Los sindicatos no pestañean al dejar las condiciones de trabajo de más de 120.000 personas en manos exclusivas del mundo empresarial", asegura.

"Estamos en un momento muy difícil en el que toda la negociación está bloqueada, muy enconada y revuelta", asegura Eduardo García, responsable de Acción Sindical de CC OO. La estrategia de UGT y Comisiones va a seguir siendo, como es tradicional, la defensa de los convenios sectoriales. Entienden que es la única manera de dar una cobertura a los trabajadores, garantizar sus derechos, y de crear un marco mínimo de mejoras, que luego ha de perfeccionarse en los convenios de empresa. Sin embargo, reconocen que en 2004 esa defensa está siendo mucho más difícil que otros años por la posición de la patronal.

El secretario general de la UGT de Euskadi, Dámaso Casado, también cree que la "complicidad" de Confebask y los sindicatos nacionalistas, "al instalarse en el conflicto permanente, está dejando a miles de trabajadores vascos sin convenio". Subraya que peticiones empresariales como la ultractividad (que los convenios solo sirvan para el plazo en que han sido firmados y luego caduquen) hacen imposible el acuerdo.

García, que también considera en riesgo el modelos de relaciones laborales, le devuelve la acusación a la patronal y le dice que altera el esquema de negociación y pone en riesgo el modelo de relaciones laborales, porque este año "no apuesta por los convenios sectoriales". "Aunque por motivos muy diferentes, ELA y la patronal, coinciden en su oposición los convenios sectoriales. Los primeros lo hacen por una estrategia puramente expansionista, y los segundos, este año, porque se han dado cuenta del poder que tienen si bajan a la empresa".

ELA y LAB se defienden de todos los ataques. Su mayoría sindical, el 57% de la representatividad, les permite tensar la cuerda. Su prioridad son los convenios de empresas, aunque dicen no renunciar a los sectoriales. Así, Euskadi, con el Gobierno como espectador, camina hacia la huelga.

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