Zapatero y Berlusconi prometen mantener "una gran relación"
El presidente del Gobierno accede a que la Constitución de la UE sea firmada en Roma
El primer encuentro entre José Luis Rodríguez Zapatero y Silvio Berlusconi, celebrado ayer en Roma, no resultó especialmente caluroso, pero dejó constancia del empeño del presidente del Gobierno español y de su homólogo italiano por mantener "una gran relación" que esté "a la altura" de las que existen entre italianos y españoles. Zapatero accedió a que la Constitución europea se firme en Roma, y Berlusconi se excusó por algunos excesos verbales.
"Menuda bienvenida me ha dado Fini", dejó caer, según fuentes gubernamentales, el presidente del Gobierno español al iniciar la entrevista con Silvio Berlusconi. El aludido, vicepresidente del Ejecutivo italiano y líder del partido ex neofascista Alianza Nacional, había declarado al periódico alemán DieWelt, en una entrevista publicada ayer, que la retirada de las tropas españolas de Irak es "la mayor victoria del terrorismo internacional desde el 11-S".
No se trata de un gesto aislado, ya que el propio Silvio Berlusconi comentó en el mismo sentido la victoria del PSOE en las elecciones del pasado 14 de marzo, además de sostener públicamente que los atentados del 11-M eran obra de ETA cuando ni siquiera el Gobierno de José María Aznar lo mantenía ya. Ayer, el amigo italiano de Aznar se hizo eco del cambio de los tiempos y, en un gesto prácticamente inédito, según sus propios colaboradores, presentó excusas por las palabras de su vicepresidente.
"Le he dicho ya al presidente Zapatero, y he hablado de ello con Fini, que se trata de una consideración personal del vicepresidente y que le afecta a éste personalmente", dijo el primer ministro italiano para marcar sus distancias respecto al incidente.
Por lo demás, fue evidente que las profundas diferencias entre los actuales líderes de España y de Italia estuvieron presentes a lo largo de una reunión que duró algo más de hora y cuarto, y tras el que Berlusconi compareció ante la prensa con un gesto marcadamente grave. Ello no debe ser considerado casual en un político que domina la televisión en todos sus aspectos.
El presidente del Ejecutivo italiano se dirigió a su huésped con el tratamiento de "presidente Zapatero", muy distinto del "caro José María" que prodigaba a Aznar. El presidente del Gobierno español comenzó, en cambio, su intervención ante la prensa con un "gracias, Silvio".
Berlusconi trató, no obstante, de sobrevolar las disensiones, hasta el punto de decir que había detectado "una voluntad de continuidad" política de su interlocutor con respecto al anterior Gobierno. Claro que poco de esto se reflejó a la hora de abordar los temas concretos. "Cada país tiene su punto de vista, y por parte del Gobierno italiano no ha habido ninguna voluntad de intervenir en la actuación del Gobierno español", dijo cuando se le preguntó por las diferencias entre los dos Gabinetes sobre la guerra de Irak.
Defensa del respeto mutuo
"He hecho un esfuerzo importante", le replicó Rodríguez Zapatero -y éste fue el único momento de la comparecencia en que se vio sonreír a Silvio Berlusconi-, "por explicar mi posición sobre Irak, y he reclamado respeto por ella, como yo respeto la de Italia. No he venido a dar lecciones a nadie".
Ambos coincidieron, según señaló el presidente italiano, en que la difícil situación actual debe ser afrontada mediante la transferencia de soberanía a los iraquíes, el 30 de junio, y tal vez a través de una conferencia internacional simultánea, a la que se refirió Berlusconi, para apoyar la democracia y el progreso de Irak.Zapatero mencionó, por su parte, una coordinación positiva de las capacidades de diálogo que España e Italia tienen en el mundo árabe y mediterráneo.
En Europa, los dos comparten el objetivo de que la Constitución de la UE se apruebe antes de finales de junio, pero, frente a la insistencia del Gobierno español por el 66% de la población como criterio decisorio, Berlusconi afirmó que "el modo de llegar a un acuerdo no es fijarse en un número indiscutible".
José Luis Rodríguez Zapatero anunció oficialmente que España renuncia a la posibilidad de que la Constitución de la Unión Europea sea firmada en Madrid, como se había propuesto desde diversos foros en homenaje a las víctimas de la matanza del 11-M, y Silvio Berlusconi, que quiso desde el primer momento que el acto se hiciera en Roma, agradeció el gesto.
"He dicho muchas veces que el terrorismo no debe alterar planes ni decisiones políticas, y Roma es el sitio natural" para la firma, explicó José Luis Rodríguez Zapatero, en alusión a que la capital italiana fue sede del primer tratado constitutivo de las comunidades europeas.
También confirmó el presidente del Ejecutivo español que la próxima cumbre hispano-italiana se celebrará en Cuenca, antes de fin de año.
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