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VISTO / OÍDO
Columna
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Terrorismos

Los actos de terrorismo en todo el mundo tienen sólo una cosa en común: se hacen contra civiles para provocar el terror de sus poblaciones y la presión contra sus gobernantes para que cedan. Todo lo demás es distinto y no se puede hablar de un terrorismo, o de un pacto contra el terrorismo, como el que discutían los partidos nacionales (un pacto, en este aspecto, es una arena de acusaciones y reproches entre los firmantes: no vale). Una de las falsedades de Aznar (no quiero decir que creyera en ellas: eso sería otro problema: de inteligencia, de formación política) es la del terrorismo único: venía, como tantas de sus adquisiciones culturales del franquismo, de la idea de la confabulación de las fuerzas del mal -señaladas así por un gran franquista imperial, Bush-, un gran invento porque permitía mezclar inocentes con culpables, ideas con actos; la caza de brujas consistió en meter en el brujerío a todos sólo por "la funesta manía de pensar". Fue una teología. Cuando veo insistencia de mezclar lo de Atocha con los crímenes de ETA me da escalofrío: no sólo por el error grave, sino por la tragedia de confundir las formas de luchar, que ya se reveló en los últimos días de Aznar, obsesionado por ETA (que le hizo volar de un bombazo, pero que le hizo creer que fue salvado milagrosamente: y eso modifica mucho la inteligencia de la persona que se supone dos veces elegido) y abandonando o desdeñando los informes de amenaza islamistas. Más grave ha sido la política antiterrorista del mismo individuo, que consistió en mezclar terrorismo con todo independentismo vasco, y acusar o cercar a quienes creían que la ampliación del terrorismo a todo lo que se moviera en un sentido distinto al suyo era un delito.

El terrorismo puede ser una forma única, con miles de fondos. No hay que limitarlo a una forma pobre de guerra, realizada con pocos medios y mártires voluntarios contra ejércitos millones de veces superiores e invulnerables. Hiroshima y Nagasaki fueron los más grandes ataques terroristas, para a) obligar al Gobierno japonés a rendirse en el acto; b) mostrar a los rusos el poder infinito de Estados Unidos, que podía caer sobre ellos. De ahí a los cuarenta marines especializados en sodomía para torturar iraquíes hay abismos técnicos pero la misma moral. (¿Cómo se especializa en sodomizar? ¿Quién imparte las clases, quiénes se hacen pruebas? Un arcano).

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