El gasto público en medicamentos creció un 9,46% el año pasado

El gasto público en medicamentos rebasó el año pasado los 420 millones de euros en Euskadi, lo que representa un 9,46% más que en 2002. Se trata del crecimiento más pequeño de los registrados en todas las comunidades españolas, donde la media fue del 12,15%, y mantiene la tendencia del último lustro, en el que las subidas no han superado el 10%. La aplicación de diversas medidas de contención ha ayudado a mantener los incrementos por debajo de ese 10%, aunque el aumento del gasto farmacéutico resulta imparable debido al envejecimiento de la población.

Aunque el País Vasco ha conseguido mantener el crecimiento por debajo del 10%, las recetas prescritas por los médicos de la comunidad autónoma son de las más caras del sistema sanitario español, debido a que los facultativos suelen incorporar a sus tratamientos los medicamentos más innovadores que hay en el mercado.

El director de Farmacia del Gobierno vasco, Gonzalo Trincado, asegura que la lucha contra la subida de la factura en medicamentos es cada día más dificil por diversos motivos. El aumento de la esperanza de vida supone el envejecimiento de la sociedad y los datos reflejan que son las personas mayores las principales consumidoras de fármacos. Los ancianos tienen el acceso gratis a las medicinas por su condición de pensionistas, mientras que los ciudadanos en activo sufragan hasta el 40% de la receta. El hecho de que cada vez haya más ancianos ha propiciado que la aportación del usuario, es decir, lo que pagan los ciudadanos, descienda año a año, hasta que algún día llegue al punto cero. "El gasto aumenta y disminuye la aportación de los ciudadanos", advierte Trincado. En Euskadi, la población pensionista supera el 30% y consume más del 70% de las recetas que se facturan.

Además de consumir más recetas que los ciudadanos activos, la receta de los pensionistas es más cara porque, habitualmente, son tratamientos de larga duración.

Nuevos fármacos

Otro de los problemas para contener el incremento es que la industria farmacéutica coloca cada año en el mercado nuevos medicamentos, más caros y que aportan poco valor añadido a los que teóricamente están llamados a sustituir. Este tipo de fármacos innovadores resultan un reclamo para los médicos. Es en este frente donde el departamento ha puesto un especial énfasis en concienciar a los facultativos para que no incorporen esas nuevas especialidades que "no aportan una gran mejora respecto a las existentes en el mercado", señala Trincado.

La Consejería de sanidad dispone desde hace tres años de un comité de evaluación de nuevos medicamentos formado por médicos y farmacéuticos. Este comité analiza los fármacos, elabora una ficha de análisis donde indica si aportan algo y se compara con el coste de las alternativas que ya existen. Finalmente, la ficha recoge una recomendación a los médicos para que lo incluyan en su listado o no.

La ficha se reparte a todos los médicos del sistema. El comité realiza una media de doce evaluaciones al año de nuevos productos. "No hay capacidad para más", asegura el director de Farmacia, quien adelanta que el departamento está trabajando junto con otras comunidades autónomas que también disponen de comités de evaluación para compartir información. La idea es homogeneizar criterios para poder asumir evaluaciones realizadas por otros comités y así cubrir todo nuevo fármaco que salga al mercado. Al año salen alrededor de 30 medicamentos que pueden tener un cierto impacto en los tratamientos.

Otra de las medidas que contribuye a la contención de la factura farmacéutica es la dispensación de medicamentos genéricos, que son aquellos fármacos sin marca y que, en lugar de llamarse por un nombre comercial, lleva por nombre el de su principio activo y el del laboratorio fabricante. Los genéricos son entre un 20 y un 25% más baratos que el resto de los medicamentos. Un 8% de los medicamentos recetados el año pasado fueron genéricos, un porcentaje que queda por debajo del 10% que había previsto el Departamento de Sanidad.

Para este año, el objetivo es llegar al 12%. De momento, hasta el mes de febrero se ha sobrepasado el 9% de envases de genéricos prescritos. "La población tiene que confiar en el genérico porque son productos que tienen la misma eficacia, calidad y seguridad que el resto de fármacos de marca", certifica Trincado.