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COMPARECENCIA DE ZAPATERO EN LA CÁMARA ALTA

El Senado emprende su reforma constitucional

Zapatero revela durante el debate que ha ofrecido a Rajoy negociar los grandes temas de Estado

Luis R. Aizpeolea

José Luis Rodríguez Zapatero anunció ayer una "nueva etapa para el Senado" y garantizó que la reforma "esta vez va en serio". Lo solemnizó en la Cámara alta en un debate al que quiso dotar de trascendencia, con la presencia de 10 de sus 16 ministros en el banco del Gobierno y la del presidente del Congreso, Manuel Marín, en un palco de invitados que nunca había estado tan rebosante, además de una masiva presencia de medios de comunicación. La propuesta de reforma fue acogida favorablemente por los portavoces de todos los grupos, incluido el del PP, cuyo portavoz, Pío García Escudero, planteó las mayores reservas. "Quiero un Senado vivo, activo, representativo de las nacionalidades y regiones, donde se practique la cooperación y la lealtad", dijo el presidente del Gobierno.

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No se había visto nada parecido en el Senado desde marzo de 1997, la única vez que el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, celebró un debate con los presidentes de las comunidades autónomas. Ni tanto ambiente en los pasillos. Ni tanta presencia de políticos y periodistas en el palco de invitados. Además, apenas había precedentes de la participación de un presidente del Gobierno en un debate con los senadores en la Cámara alta. Había que remontarse a 1986, cuando lo hizo Felipe González, y a comienzos del siglo pasado, a Antonio Maura, como ayer recordó el portavoz del PNV, Joseba Zubia.

Además, Zapatero no defraudó. Planteó al pleno del Senado, desde su intervención inicial, sus principales compromisos en materia territorial: la reforma de la Constitución para hacer del Senado una verdadera Cámara territorial; apoyo a las reformas de los estatutos de las comunidades autónomas, siempre que cumplan la doble condición de situarse en el marco de la Constitución y de contar con un consenso amplio, y compromiso de acometer la financiación autonómica con un diálogo bilateral del Gobierno y las autonomías, que culminará con un acuerdo el Consejo de Política Fiscal y Financiera.

También se comprometió a convocar una Conferencia de Presidentes Autonómicos en septiembre; a celebrar el debate anual del estado de las autonomías en el Senado, inédito desde 1997; a impulsar el reconocimiento, protección y uso de todas las lenguas que tengan carácter oficial en las autonomías, a celebrar un debate anual en el Senado sobre la situación de los municipios y a mantener una presencia regular en la Cámara alta.

La jornada fue redonda para Zapatero pues sus propuestas, y particularmente la más importante, la reforma del Senado "para adaptarlo al mandato de los constituyentes de 1978 y convertirlo en Cámara territorial", según precisó, encontró una actitud receptiva en los grupos parlamentarios. Su aceptación generalizada, con mayores reservas en el PP, le permitió anunciar, al finalizar la sesión, que la reforma del Senado se pone en marcha. "Esta vez va en serio. Anuncio una nueva etapa en el Senado".

Y es que el PP ha dado un giro ya que que José María Aznar se oponía a cualquier modificación constitucional. Ayer, su portavoz, Pío García Escudero, pese a considerarla "innecesaria", tampoco la rechazó. "El modelo del Estado de las autonomías ha funcionado y funciona bien. No está agotado ni hay que desbordarlo", dijo, para precisar a continuación: "Con esta base, no debería ser imposible llegar a acuerdos. No estamos cerrados a nada". Y puso una condición: "Nunca vamos a apoyar cambios que supongan una ruptura del modelo". Especificó que no aceptará una reforma que vulnere la igualdad de los españoles, en alusión a que algunas comunidades sean primadas sobre otras.

García Escudero reclamó también a Zapatero más precisiones sobre el tipo de reforma del Senado que pretende. "Es al Gobierno a quien corresponde formular propuestas concretas. No basta con decir que se quiere reformar el Senado, sino que hay que decir cómo, para que podamos saber si dicha modificación va a alterar o no los equilibrios territoriales o si se va a poner en duda el Estado de las autonomías".

Tampoco se cerró García Escudero a las reformas de los estatutos de las autonomías. No obstante, planteó una jerarquización de las reformas: "Primero, el marco constitucional, por si hubiera alguna modificación; después, el estatutario, y finalmente, el financiero. Éste es el orden lógico de las cosas". Terminó señalando que aceptaría la reforma si se le "convence con argumentos de su necesidad".

Zapatero respondió a García Escudero que no había querido ser más preciso en su propuesta de reforma constitucional del Senado para facilitar el consenso con todos los grupos. Y también porque está a la espera del informe que el Gobierno ha encargado al Consejo de Estado, que establecerá las bases de la reforma.

No obstante, recordó que el programa del PSOE señala que la reforma pretende convertir el Senado en Cámara de primera lectura en las leyes de contenido autonómico; aumentar sustancialmente la elección de los senadores por los Parlamentos autónomos -en detrimento de los elegidos en circunscripción provincial- y aumentar las funciones de la Cámara alta. Para ello, hay que reformar el Título III de la Constitución, referido a las relaciones entre el Congreso y el Senado. "La mejor reforma es la que logre el consenso", precisó.

También aclaró a García Escudero que el reconocimiento de los hechos diferenciales que la reforma conlleve no vulnerará la igualdad de derechos de los españoles ante la ley. Zapatero se remitió a su intervención inicial, en la que marcó los principios de la reforma constitucional: "Pretendemos dos objetivos. Que todos los ciudadanos vean garantizado su derecho a acceder en condiciones de igualdad a los servicios públicos. Y que vean amparado por el Gobierno su derecho a salvaguardar las singularidades que su pertenencia a una comunidad les proporciona".

Informó a García Escudero de que pretende institucionalizar un diálogo con el PP, no sólo como primer partido de la oposición sino por ser "la primera fuerza política del Senado", lo que hace que su participación sea imprescindible para una reforma de la Cámara alta. Y, en ese marco, hizo público que había propuesto al secretario general del PP, Mariano Rajoy, un encuentro para abordar temas de Estado, como la reforma constitucional del Senado. Fuentes del Gobierno precisaron que Zapatero conversó con Rajoy el 3 de mayo y que en ese encuentro el presidente del Ejecutivo, tras informarle de la próxima convocatoria del Pacto Antiterrorista -se reúne hoy-, le pidió una reunión para abordar cuestiones de Estado, como la reforma de la Cámara alta.

Zapatero añadió ante el pleno del Senado que le había dicho a Rajoy que decidiera si la reunión se celebra antes o después de las elecciones del 13 de junio. En todo caso, precisó, aún no había obtenido respuesta.

Los nacionalistas fueron muy receptivos a la propuesta de Zapatero. Fue llamativo el elogio del portavoz del PNV, Joseba Zubia, a los primeros 20 días de gobierno de Zapatero. "La legislatura ha empezado bien", dijo. Tras recordar que en sus ocho años de senador era la primera vez que debatía con un presidente del Gobierno, se comprometió a participar en la reforma constitucional del Senado. "Más vale una reforma insuficiente que otra contraproducente", dijo.

También le renovó la confianza otorgada en la investidura el portavoz de Entesa -la coalición integrada por PSC, Esquerra Republicana de Catalunya e Iniciativa per Catalunya-, Carles Bonet. "Confiamos en usted", dijo, y tras expresar, en nombre de su grupo el apoyo a la reforma, precisó que, sobre todo, "lo que hace falta es desarrollar con lealtad los contenidos de la Constitución".

También respaldó la propuesta de reforma de Zapatero el portavoz de CiU, Pere Macías, quien calificó el momento de "oportunidad histórica". Al contenido de reforma del Senado recogida en el programa del PSOE, CiU añadió el "reconocimiento de los hechos diferenciales" en la Cámara. También respaldaron la reforma Coalición Canaria, IU y Partido Aragonés (Par), integrados en el Grupo Mixto.

El más crítico fue el portavoz del Bloque Nacionalista Galego (BNG), Anxo Quintana, quien apuntó que en la conducta del Gobierno "advertía síntomas preocupantes" por su "gestión partidista del Plan Galicia", creado para combatir las secuelas de la catástrofe del Prestige.

Zapatero, dirigiéndose a los nacionalistas, se mostró abierto a nuevos avances al señalar que "aún hay camino que recorrer en la descentralización política". Y en respuesta al portavoz del PNV, que había aludido a la necesidad de "abrir puertas", dijo: "Mi afán es que detrás de las puertas haya una habitación con vistas". Previamente expresó su rechazo al plan Ibarretxe y mostró su voluntad de "buscar nuevos puntos de encuentro".

Zapatero cerró su intervención proclamando su satisfacción por la unanimidad alcanzada para abordar la reforma constitucional del Senado que le permitió finalizar así: "Se abre una nueva etapa para el Senado".

José Luis Rodríguez Zapatero, en el Senado.
José Luis Rodríguez Zapatero, en el Senado.GORKA LEJARCEGI

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