"Las puertas de la reforma están abiertas"

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, esbozó ayer las reformas que su Gobierno quiere impulsar, "con el máximo acuerdo" en los próximos años. Para calificar esas reformas, el jefe del Ejecutivo utilizó la siguiente metáfora: "Las puertas están abiertas y mi vocación es que detrás de la puerta haya una habitación con vistas".

"Les anuncio mi predisposición a relacionarme con esta Cámara, con el Senado de la nación, en un marco de diálogo, debate y comparecencia frecuente". Eso significa, en primer lugar, cumplir "las previsiones reglamentarias" que "contemplan la necesaria celebración de un debate anual sobre la situación del Estado de las Autonomías". Zapatero recordó que "en las dos legislaturas anteriores esa previsión sólo se cumplió en 1997".

"Esa reforma constituye no sólo parte esencial de un proyecto de reforma, concreta y limitada, de la Constitución española, sino también condición inexcusable para afrontar en condiciones la aplicación de uno de los ejes del programa con el que el PSOE concurrió a las pasadas elecciones: reforzar la cohesión y la vertebración de España y defender la identidad, el autogobierno y la participación de las comunidades autónomas en una tarea común".

Para defender la conveniencia y la escasez de riesgos de una reforma constitucional, el jefe del Ejecutivo citó al tercer presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson. Aseguró que coincide con él en que "toda generación debe tener la oportunidad de reformar su norma máxima", es decir, su Constitución. Jefferson tuvo oportunidad de hacerlo entre 1801 y 1809. Zapatero reclamó hacerlo en esta legislatura por un motivo: "Nuestra Constitución, para que sus raíces profundicen y se fortalezca su tronco, tiene que permitir que le alumbren nuevos brotes".

Zapatero destacó que en los 25 años de vigencia del texto constitucional, se han "puesto de relieve algunas insuficiencias" que "deben corregirse con la naturalidad de quien se decide a mejorar su propia obra". Por eso, la reforma se hará "con calma, con estudio y con rigor".

El objetivo de la reforma constitucional es cuadruple: "Revisar la regulación de la sucesión de la Corona para adaptar sus normas al principio de no discriminación de la mujer"; para "incorporar al texto constitucional una referencia a la futura Constitución Europea"; para "incorporar la denominación oficial de las comunidades autónomas y de las dos ciudades autónomas", y para "que revise la composición y funciones del Senado, para que éste pueda desarrollar la identidad de Cámara territorial que le confiere la propia Constitución".

Las dos reformas, de la Constitución y del Senado, se harán con el "asesoramiento del Consejo de Estado". Y ha de ser el resultado de una "reflexión pausada y madura", así como del "debate sostenido y abierto". Con esta "voluntad de diálogo", Zapatero pidió a los grupos que hagan sus propuestas.

Zapatero se comprometió a "apoyar" todas las reformas de los estatutos de autonomía con dos condiciones: "Respetar el marco constitucional" y "obtener un amplio consenso político y social". Este apoyo, según Zapatero, es "la mejor expresión del talante del Gobierno". Para facilitar el acuerdo en esas reformas y como método de actuación, Zapatero se comprometió a "normalizar el diálogo institucional del Gobierno de la nación con los de las comunidades autónomas".