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LA POSGUERRA DE IRAK | Los combates

Los líderes chiíes exigen a Al Sáder que abandone Nayaf y Kerbala

Tres soldados estadounidenses y nueve iraquíes mueren en Diwaniya

Más de 150 representantes de los líderes iraquíes chiíes más influyentes han pedido al radical Múqtada al Sáder que retire a sus milicias de las ciudades santas de Nayaf y Kerbala, que deje de utilizar las mezquitas como arsenales y ceda el control de las calles a la policía iraquí y las unidades de defensa civil que operan bajo control estadounidense. Los chiíes también pidieron el retorno a las negociaciones sobre el futuro político, dejadas tras los alzamientos de Al Sáder en el centro-sur del país y los suníes de Faluya.

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Los militares estadounidenses que rodean desde hace días Nayaf y la vecina Kufa iniciaron anoche lo que parece una gran operación destinada a terminar con la rebelión de los partidarios de Al Sáder. Unos 450 soldados abordo de decenas de vehículos blindados, incluidos carros de combate M-1 Abrams y vehículos Bradley, aprovecharon la claridad de la luna para penetrar en los barrios del extrarradio. El despliegue es extraordinario: soldados estadounidenses, polacos, búlgaros y miembros de las fuerzas especiales forman parte de la fuerza apoyados por helicópteros Apache. La operación Iron Saber comenzó a las once de la noche.

Una batalla similar se produjo en Diwaniya, donde se halla la base de las tropas españolas.

En esos choques armados perdieron la vida nueve milicianos de Al Sáder y tres soldados estadounidenses. También hubo combates en Kerbala, donde soldados de EE UU dieron muerte a 10 iraquíes y capturaron a otros 20, según informó el teniente coronel Gary Bishop, de la 1ª División Blindada. Un militar norteamericano resultó muerto en un control de carretera.

Estos combates cobran especial relevancia después de que los principales líderes chiíes, incluyendo los más próximos al líder espiritual, el gran ayatolá Alí al Sistani, llevaran a la práctica lo que los estadounidenses les llevan pidiendo desde que comenzara en abril la rebelión armada de Al Sáder. Pese a la declaración de condena, los líderes chiíes han vuelto a advertir a EE UU contra la tentación de entrar en Nayaf y Kerbala en persecución de Al Sáder.

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En su comunicado, los líderes chiíes exigen a Al Sáder que "devuelva todas las instalaciones del Estado" en las ciudades santas, es decir, comisarías de policía, cuarteles de la defensa civil y otros edificios gubernamentales en poder del Ejército del Mahdi, su milicia. En un duro escrito le acusan de "convertir las ciudades santas en arsenales". De hecho desde una mezquita de Kufa se dispararon proyectiles de mortero contra las tropas estadounidenses.

Varios de los líderes chiíes habían retrasado conscientemente cualquier llamamiento al orden a Al Sáder esperando el momento en que la población chií comenzara a dar muestras de cansancio y descontento ante la manera de manejar la crisis por parte del joven clérigo radical. En las últimas dos semanas se ha empezado a hablar de unos escuadrones secretos autodenominados Ejército de Thulfiqar que habría asesinado en Nayaf al menos a siete milicianos de Al Sáder. No será fácil, pues éste cuenta con grandes apoyos entre la gente más desfavorecida. Varios miles de personas participaron el viernes en una manifestación con el clérigo radical frente a la mezquita de Alí, uno de los lugares más sagrados del chiísmo.

Familiares de presos se manifiestan ante la cárcel de Abu Ghraib.
Familiares de presos se manifiestan ante la cárcel de Abu Ghraib.AP

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