Rouco y el nuncio admiten que se regulen las parejas gays, pero no que sean familias
El arzobispo de Madrid afirma que "no se trata de negar los derechos de nadie"
La Iglesia católica está dispuesta a admitir que las parejas homosexuales tengan un reconocimiento legal, siempre que no se las equipare con el matrimonio ni la familia tradicional, declararon ayer el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, y el nuncio del Vaticano, Manuel Monteiro de Castro. Con ello respondían al PSOE y al foro Alsina de curas de Girona, partidarios del matrimonio gay. "No se trata de negar los derechos de nadie", admitió Rouco.
El matrimonio "contribuye de manera insustituible al crecimiento y estabilidad de la sociedad", por lo que tiene "el reconocimiento y el apoyo legal del Estado". Pero "la convivencia de homosexuales, que no puede nunca generar esas características, no se le puede reconocer una dimensión social semejante a la del matrimonio y a la de la familia",
afirmó Rouco al analizar los retos de la Iglesia española ante el cambio de Gobierno. "No se trata de negar los derechos legítimos de nadie, sino por el contrario de que se defiendan de modo coherente y pleno los derechos de la familia", añadió el arzobispo.
En la misma línea, el nuncio (embajador) de la Santa Sede manifestó a Efe que el matrimonio "es la unión entre un hombre y una mujer, y, después están otras formas de convivencia". "Está bien que sean reconocidas pero no son la misma cosa. Dejemos el matrimonio para lo que se conoce desde siempre como tal y las otras cosas pues se llaman con otros nombres", añadió.
Seguridad Social
Monteiro no quiso entrar en cuestiones técnicas "que competen a los poderes políticos", pero indicó que las parejas de homosexuales tienen derecho a la Seguridad Social y a otros derechos, como cualquier ciudadano cualquiera.
La postura del nuncio y del presidente de la CEE van en la línea de las declaraciones del pasado 20 de abril del arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, en las que apoyaba la "regulación civil" de las parejas del mismo sexo. Pero Amigo fue más allá, y admitió que "existen muchas formas de familia" y pidió que se respete que "cada una tenga su identidad y tienen que ser reguladas, lo que no quiere decir que tengan que estar formadas por un hombre y una mujer".
Frente a esta postura, el Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España de noviembre de 2003, la CEE insiste en la "injusticia de la equiparación de las uniones homosexuales y el matrimonio". "Es importante hacer llegar a las esferas políticas que se trata de otro tipo de unión completamente distinta del matrimonio y que es contraria a una antropología adecuada. Es un modo de proteger a la familia, a los niños y a los jóvenes", afirma el texto.
También el apartado ¿Qué pensamos? de la web de la CEE es tajante: "No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia. El matrimonio es santo, mientras que las relaciones homosexuales contrastan con la ley moral natural. Los actos homosexuales cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso".
La profesora de Derecho Civil de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) María Teresa Bendito y el militante gay, abogado y concejal socialista Pedro Zerolo coinciden en que lo que identifica un matrimonio es el afecto maritalis, y que no tiene lógica jurídica calificar de manera distinta a dos uniones, sean de hombre y mujer o de dos personas del mismo sexo, en las que se dé esta circunstancia. "Es un principio en Derecho llamar de la misma manera [matrimonio] a realidades iguales. No queremos un gaymonio, un matrimonio de segunda", ha afirmado Zerolo.
En la inauguración de la LXXXII Asamblea Plenaria de la CEE, Rouco manifestó su "preocupación" por el futuro de la enseñanza de la religión católica. Bajo el anterior Gobierno "se había llegado a una solución satisfactoria a través de la implantación del área de Sociedad, Cultura y Religión en condiciones fiables y dignas para quienes la solicitan libremente"
, dijo. También criticó la legalización del aborto, "
porque se acercan ya a los 80.000 los hijos a los que se ha privado del derecho a vivir". No se refirió a la utilización de embriones en la investigación clínica.
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