Mestalla atisba su sexta Liga
El Valencia pone en práctica su fútbol demoledor para ganar con comodidad al Betis
El Valencia tiene prisa por ganar su sexta Liga y de ello se enteró antes que nadie el tímido Betis, que sólo reaccionó cuando lo tenía todo perdido. Puso en práctica el cuadro de Benítez su fútbol de martillo para acabar con la escasa oposición andaluz, que pagó su falta absoluta de ambición, pero también la frivolidad de Denilson en el primer gol. Lo aprovechó Curro Torres, que se estrenó ayer en el campeonato, él que ejemplifica como pocos la voluntad imperturbable de este conjunto que camina hacia el título. Y marcó Baraja, que por fin estuvo a la altura de su prestigio: fino en el pase, certero en el remate, generoso en el esfuerzo. Fue el mejor del partido y Benítez quiso premiarlo con la sustitución en el último suspiro, para que el público, otras veces tan arisco con él, le dedicara una ovación. Las buenas noticias para Benítez se acumularon con el regreso en el segundo tiempo de Aimar, que firmó el pase del segundo tanto, y que vuelve al grupo tal vez para darle el último toque de inspiración. Mestalla acabó abrazado a sus jugadores, completamente entregado por el descomunal desgaste físico y mental de este equipo para llegar en cabeza a las últimas tres jornadas del torneo. Y ahí va una muestra más: acabado el encuentro, en el que actuó 90 minutos, Ayala salió a trotar por el campo para estirar los músculos. Como si no hubiera tenido bastante.
VALENCIA 2 - BETIS 0
Valencia: Cañizares; Curro Torres, Ayala, Marchena, Garrido; Rufete, Albelda, Baraja (Sissoko, m. 88), Vicente; Angulo (Aimar, m. 46) y Mista.
Betis: Prats; Tais, Juanito, Rivas, Melli (Varela, m. 46); Joaquín, Arzu, Assunçao (Ismael, m. 64), Benjamín, Denilson (Alfonso, m. 53); y Dani.
Goles: 1-0. M. 35. Pase en diagonal de Baraja a Curro Torres, que controla dentro del área y bate a Prats. 2-0. M. 49. Pase en profundidad de Jorge López a Aimar, éste pasa atrás y Baraja dispara a gol colocado.
Árbitro: González Vázquez. Amonestó a Juanito, Mista y Varela.
Unos 45.000 espectadores en Mestalla.
Hubo de ser Curro Torres quien abriera la lata bética. Jugador desahuciado para muchos por su baja forma durante un buen trecho de la primera vuelta, caído en desgracia incluso para Benítez después de haberse deteriorado las relaciones personales, el lateral derecho catalán nacido de la emigración a Alemania regresó justo a tiempo. Su segunda vuelta ha sido espléndida, cada día un poco mejor hasta llegar a patearse la banda como un extremo. Ayer se plantó en el pico derecho del área bética, esperó un pase en diagonal de Baraja y agradeció el regalo inesperado de Denilson, que dejó pasar el balón. Tal vez pensó el brasileño que no tenía a nadie por detrás, pero aún así resulta difícil entender su dejada. Una frivolidad más de las que el Betis ha sufrido de sus estrellas en los últimos cursos. Denilson se ausentó y Joaquín estuvo irrelevante, tapado por el bravo Garrido, un chico que el año pasado estaba en Segunda B y que se cansó de escuchar durante meses que Benítez quería otro lateral.
El cuadro de Víctor Fernández, en fin, jugó con tanto miedo que dejó el terreno abonado para la apisonadora valencianista. Conducida una vez más por el demoledor Albelda, siempre al corte en las coberturas. Y acompañado por Baraja, o lo que es lo mismo, por una serie de pases precisos que despejaban el camino hacia al gol de sus compañeros. Casi siempre Mista, tan implicado y seguro de sí mismo que anuncia el gol en cada jugada. Imposible de detener por ninguno de los tres centrales dispuestos por Víctor Fernández, por mucho que Melli se escorara a la izquierda. Dos zurdos cerrados, Mista y Vicente, se han ganado a pulso el título de futbolistas más decisivos de su equipo.
El pánico en la zaga bética se notó sobre todo en las jugadas en contra a balón parado. Subía Ayala con su larga melena negra y ese salto infinito y empiezan a temblar todas las defensas. Sobre todo si la meta la guarda Prats, que se equivocó a menudo en las salidas. Por su parte, el Betis lo fió todo al zapatazo en las faltas directas de Assunçao, que marcó el año pasado en Mestalla, pero tenía la mirilla desviada en esta ocasión.
Además de ganar, el público de Mestalla quería divertirse. De ahí que saludara con alborozo la entrada en la segunda parte de Aimar, maltratado dos meses por las lesiones. Y, claro, pese a la falta de ritmo, no se le olvidó en este lapso el fútbol de seda que lo ha hecho célebre. Le bastó un gran pase en profundidad de Jorge López para llegar al pico derecho del área y, desde allí, otear las opciones de pase. Eligió la mejor, por supuesto: Baraja, que colocó la pelota disparando a un lado desde el balcón del área. Después de un ejercicio lleno de altibajos, Baraja se marchó a la ducha y convencido de que había cuajado un gran partido.
Desesperado de Denilson, Fernández echó mano de Alfonso, por si cabía la posibilidad de una remontada. No cabía. El Valencia, con la ventaja, se convierte en el Everest para el rival de turno. Se siente comodísimo a la contra y confía plenamente en la concentración infranqueable de su defensa. Ni siquiera necesita que estén presentes todos sus titulares en la zaga. Ausente ayer Carboni por lesión, se apuntó Garrido a la exhibición defensiva. Aunque al final, por no tragarse un engaño, le abrió un pasillo a Joaquín, cuyo centro raso remató Dani a bocajarro. Parecía un gol inevitable, pero se estiró Cañizares como la goma y evitó unos últimos minutos más intrigantes. Gracias también a Vicente, que a medida que perdían gas sus compañeros, él lo iba ganado: y acabó como un tiro.
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