Osasuna pierde la alegría y reduce sus bazas europeas
El corazón de Osasuna se ha parado. Definitivamente. Aunque las opciones de alcanzar una plaza UEFA siguen ahí, lejanas pero matemáticamente posibles, lo que se ha roto en el club navarro es toda una forma de disfrutar el fútbol, una estética y un pensamiento, la alegría primigenia de entender este deporte. Ayer le tocó al Racing pescar en las aguas de El Sadar; aguas que deberían ser declaradas de utilidad pública, debido al increíble resultado que dan a la hora de recuperar a enfermos terminales. Con un planteamiento inhabitual en los de Alcaraz, los cántabros salieron al terreno de juego rehuyendo el balón, enrocándose en su línea defensiva y tratando de desvirtuar su sempiterna vocación de ataque.
OSASUNA 1 - RACING 2
Osasuna: Sanzol; Izquierdo, Cruchaga, Josetxo, Gorka García; Muñoz (Aloisi, m. 66), Puñal, Pablo García (Rivero, m. 80), Moha; Webó (Valdo, m. 45) y Morales.
Racing: Aouate; Moratón, Pablo Casar, Juanma, Ayoze; Nafti, Diego Mateo; Álvarez, Benayoun (Matabuena, m. 90), Regueiro (Afek, m. 88); y Javi Guerrero (Bodipo, m. 57).
Goles: 1-0. M. 56. Puñal, de penalti. 1-1. M. 64. Álvarez, de libre directo. 1-2. M. 90. Afek remata de cabeza un córner.
Árbitro: Moreno Delgado. Amonestó a Izquierdo, Regueiro, Morales, Juanma, Moha, Bodipo, Benayoun, Pablo García y Moratón.
15.503 espectadores en El Sadar.
Osasuna se vio con la posesión del esférico durante la primera mitad, pero sin pegada, plano y carente de iniciativa, eliminó todas las variantes ofensivas de su juego y reclamó su derecho a perpetuar el pelotazo como seña de identidad. En la delantera, Morales luchaba contra todo, incluidas las pedradas de sus compañeros, pero sin resultados. Ya en la segunda parte, un claro penalti al gigante uruguayo, transformado por Puñal, multiplicaba las ilusiones navarras de permanecer en lo alto de la tabla otra jornada más. Pero el Racing comenzaba a carburar y a ejercer su papel de equipo de fútbol. Con el desperezo, las oportunidades no se multiplicaron para los santanderinos, pero se pudo comprobar que todavía quedaba pólvora en el equipo. Ni Javi Guerrero, ni Benayoun, ni Regueiro, hicieron gala de su capacidad goleadora, por lo que otra vez de libre directo, Álvarez dibujó un precioso gol por toda la escuadra.
Como en Hamlet, algo olía a podrido en El Sadar. Con el tiempo casi cumplido, el técnico Lucas Alcaraz, conforme con el empate, sacó al campo a Afek para perder tiempo. Sin embargo, en su primer toque de balón, el israelí empalmó un buen remate de cabeza a la salida de un córner para fundir las calculadoras de los aficionados navarros, que se contentaban con seguir vivos en la competición. Vivos, aunque moribundos.
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