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Crónica:FÚTBOL | 35ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Ronaldinho también se sale en el 'derby'

El jugador brasileño abanderó la magnífica actuación del equipo azulgrana, que remontó ante un entusiasta Espanyol

Ramon Besa

Un recién llegado de nombre Ronaldinho hizo que el derby tuviera el signo de siempre e igualmente se ajustara a las coordenadas del campeonato. Incontenible para el rival, siempre dispuesto a dejar su sello en cualquier partido, el efecto reparador del brasileño con su equipo no tiene límites. Especialmente exigido por el Espanyol en el arranque, el Barcelona necesitó la mejor versión de su estrella para resolver el duelo en una media hora sensacional. La irrupción de Ronaldinho en el encuentro resultó entonces tan vertiginosa que los blanquiazules se salieron de la cancha para que los azulgrana se entregaran a una deliciosa goleada.

Ronaldinho estuvo exuberante y deslumbrante, imparable en el balcón del área, igual de desequilibrante pasando que rematando, tan optimista para el juego barcelonista como devastador para el del contrario. Fue el futbolista total hasta el extremo de que su onda expansiva sobre el equipo y el partido recordó a la que en su día tuvo el mismo Cruyff, o al menos, eso se dice en el palco y la tribuna, dicho sea con el máximo respeto al Profeta y como signo del entusiasmo que ha provocado el brasileño entre el barcelonismo.

BARCELONA 4 - ESPANYOL 1

Barcelona: Víctor Valdés; Reiziger, Oleguer (Gabri, m. 83), Cocu, Van Bronckhorst; Xavi, Motta, Davids; Iniesta (Quaresma, m. 83), Saviola (Kluivert, m. 68) y Ronaldinho.

Espanyol: Lemmens; Domoraud, Lopo, Pochettino, Torricelli (Morales, m. 59; Àlex (Toni, m.53), Fredson; Maxi (Radu, m.65), Hadji, Wome; y Tamudo.

Goles: 0-1. M. 18. Tamudo ejecuta, raso y por el centro, un penalti de Oleguer al propio Tamudo.

1-1. M. 34. Ronaldinho cabecea un centro de Iniesta, tras una apertura a la derecha de Xavi.

2-1. M. 43. Saviola materializa una asistencia de Ronaldinho, de tacón, y supera a Lemmens.

3-1. M. 54. Van Bronckhorst culmina una excelente jugada colectiva y una asistencia de Xavi.

4-1. M. 58. Saviola, tras un error de Lemmens.

Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a Oleguer, Pochettino, Domoraud y Àlex.

Camp Nou. Unos 85.000 espectadores.

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Derrotado antes de alcanzar el descanso, el Espanyol consumió el partido como quien pasa el rosario, condenado a una nueva derrota en el estadio (suma 22 años sin ganar) después de haberse dado unos minutos de gloria, los primeros, cuando el Barça parecía hecho un lío o, cuanto menos, no era un equipo reconocible, comparable con el que venía corriendo en la segunda vuelta de la Liga.

A Rijkaard le había entrado tanto frío durante la semana que la prudencia le llevó a ganar un medio a cambio de un delantero. Aún cuando el partido parecía invitar a afrontar los laterales del Espanyol con dos extremos, anoche no jugaba ni siquiera Overmars, titular en Madrid. El técnico prefirió poner a Iniesta en la banda derecha y a Ronaldinho en la izquierda mientras Motta operaba como medio centro y Cocu ejercía de central. Muchos centrocampistas, futbolistas de toque y control, para un encuentro que desde el punto de vista azulgrana demandaba también jugadores veloces. No jugaba el Barça a gusto, más que nada porque Iniesta y Ronaldinho extrañaban sus puestos y tendían a recogerse más que a abrirse, faltos de campo, limitadas como estaban sus maniobras, y los laterales no pasaban de medio campo. El equipo se hizo un nudo, incapaz de ganarse el sitio, y quedó expuesto al plan del Espanyol, que desde hace un tiempo juega más organizado, entregado a la causa de la permanencia. Los blanquiazules se parapetaron en la divisoria y juntaron las líneas tan bien que gobernaron el choque con una cierta arrogancia si se atiende a sus últimas espantadas en el Camp Nou.

Del dominio escénico del Espanyol quedó constancia en el banco de datos de la media hora. Tamudo marcó su primer gol en el estadio después de que Valdés le hubiera sacado a Maxi un remate a quemarropa. Los movimientos de Hadji y Maxi sorprendieron tanto a la zaga que por vez primera se vio a Oleguer en un apuro y no lo pudo resolver: el central derribó al ariete y Tamudo retrató al meta desde el punto de penalti.

De manera sorprendente, el gol no benefició al juego del Espanyol, que empezó a perder la pelota y a cargarse de tarjetas, atropellado por el Barça, enrabietado colectivamente y liderado por Ronaldinho, más genial que nunca. El brasileño dejó la orilla y barrió el frente de ataque hasta certificar el remonte en tres acciones sublimes. En una jugada que ni pintada para darle la razón a Rijkaard, Iniesta templó desde la derecha y Ronaldinho remató como sólo lo hacen los delanteros centro: le cogió la espalda a Pochettino, se levantó como un ariete en el área, giró el cuello y cabeceó cruzado a la red. No contento con el gol, habilitó después con un taconazo a Saviola para que rematara a la red. Y, a poco de arrancarse el segundo acto, montó la jugada del tercer tanto, rematado por Van Bronckhorst, en una acción que expresó las intenciones de Rijkaard respecto a la misión de los jugadores de banda.

Fueron tres goles preciosos, tanto por la intervención soberana de Ronaldinho como por la manera que el brasileño mezcló con Xavi, con Iniesta y con Saviola, siempre con la lengua fuera ante la productividad de Ronaldinho. El cuarto tanto sirvió para que la hinchada se pusiera especialmente festiva mientras el Espanyol maldecía a Wome, que intervino tanto en los goles como el brasileño.

Ronaldinho se escapa del acoso de Àlex Fernández.
Ronaldinho se escapa del acoso de Àlex Fernández.VICENS GIMÉNEZ

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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