El 27º Maratón Popular bate su récord

Un recorrido de 42,195 kilómetros es mucho recorrido, sobre todo si se hace corriendo y con una temperatura de 27 grados de media. Pero a los 12.758 participantes de la 27ª edición del Maratón Popular de Madrid, celebrado ayer, parecía no asustarles. Aunque no todos consiguieron llegar a la meta: de los corredores que iniciaron la carrera -que fueron más que en ninguna otra edición- 8.474 lograron culminar la carrera, lo cual supuso también un récord.

Entre los que se quedaron a mitad de camino, el Samur-Protección Civil atendió ayer a un centenar. La mayoría de las asistencias fueron por dolencias leves, pero 15 personas tuvieron que ser trasladadas a centros hospitalarios. Uno de ellos, un varón de 35 años, fue ingresado en el hospital Gregorio Marañón en estado grave como consecuencia de un golpe de calor que le afectó cuando ya había traspasado la meta.

Pero la fiesta de uno de los acontecimientos deportivos más multitudinarios que se celebran en Madrid tiene muchas caras, la mayoría mucho más amables. Un homenaje a las víctimas del atentado del pasado 11 de marzo, con un minuto de silencio, precedió a la salida de la carrera, a las 9.30 en la plaza de Cibeles, que este año se celebraba bajo el lema "Por la paz". El alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, dio el pistoletazo de salida.

El keniano Joseph Kahugu ganó la carrera con un tiempo de dos horas, 15 minutos y 14 segundos. En categoría femenina, la vencedora fue la también keniana Florence Barsosio, que recorrió los más de 42 kilómetros por los puntos más emblemáticos de Madrid en dos horas, 34 minutos y 10 segundos. Éste es el tercer récord batido ayer, ya que rebajó en 31 segundos la anterior mejor marca, que poseía su compatriota Ruth Kutol. Los otros dos record superados fueron el del número de participantes y el de los atletas que finalizaron la prueba.

El primer español en llegar a la meta, situada en el paseo del Prado, fue José Ramón Torres, en sexto lugar de la clasificación, con un tiempo de dos horas 24 minutos y 19 segundos.

En el otro lado de la barrera estaban los familiares y amigos de los competidores, que parecían, a veces, sufrir con ellos. José Rosa, de 64 años, buscó la sombra y el asiento de un parada del autobús mientras esperaba en el paseo del Prado ver pasar a su hijo, Juan Carlos. "Llega con los de la mitad, más o menos", ésta era la respuesta de la mayoría de los espectadores sobre las expectativas de sus familiares o conocidos.

Cortada la mayor parte del centro de la capital, los otros actores del maratón son los despistados. Uno de ellos fue Juan Manuel, que en su afán de pasar el espléndido día de ayer en el Retiro, no reparó en el maratón y quedó atascado en su coche largo rato en mitad de la Gran Vía, con su mujer y sus hijos. "No suelen dar muchos problemas, y esta vez se están portando especialmente bien", comentaba un policía municipal que custodiaba una valla muy cerca de Atocha. Poco después perseguía acaloradamente a un vehículo que parecía querer unirse a la carrera.