España recurrirá la reforma del algodón y estudia hacer lo mismo con la del aceite
La ministra de Agricultura califica el resultado de "insatisfactorio", pero no de fracaso
El Gobierno español recurrirá ante el Tribunal de Justicia comunitario la reforma del algodón aprobada ayer por los ministros comunitarios de Agricultura y estudia hacer lo mismo con la del aceite de oliva, según anunció ayer la ministra de Agricultura Elena Espinosa. Para la nueva responsable del departamento, los resultados obtenidos en las reformas de las Organizaciones Comunes de Mercado (OCM) en aceite, tabaco y algodón son "insatisfactorios" al no lograr todos los objetivos, pero no han sido "un fracaso". La ministra señaló, además, que estaba satisfecha de la negociación.
De acuerdo con los contactos hechos por el equipo anterior de Miguel Arias Cañete y los llevados a cabo en los últimos días por el nuevo equipo, España acudía a la ronda final de las negociaciones con la confianza de tener una minoría de bloqueo junto con los demás países mediterráneos. En esa línea, se esperaba contar con el apoyo de Alemania al sector del aceite y una posición menos dura al cultivo del tabaco. Sin embargo, la política de concesiones del comisario Franz Fischler a cada uno de esos países rompió ese frente dejando a España en solitario.
En las negociaciones para la reformas de las OCM de algodón, tabaco y aceite de oliva el eje de los debates se ha centrado en el grado de desacoplamiento, es decir, pagos no ligados a la producción para aplicar en cada sector. El conjunto de los sectores temían que una política fuertemente desacoplada supusiera la posibilidad de que miles de agricultores optaran por abandonar los cultivos y limitarse a recibir esas ayudas con el consiguiente problema de empleo y de bloqueo al desarrollo económico en zonas donde algodón o tabaco son casi de monocultivo.
Tanto el sector español como la Administración, coincidían en señalar que para cumplir las futuras exigencias de la Organización Mundial de Comercio en materia de pagos desacoplados eran suficientes unos porcentajes discretos en lugar del 60% propuesto por Bruselas para algodón y olivar y del 70% para el tabaco.
En el algodón, el 65% de los pagos no ligados a la producción, se halla muy lejos del 20% que defendía el sector y que planteaba el propio Parlamento Europeo para evitar la posibilidad de abandonos de las siembras en muchas zonas andaluzas donde el cultivo es el mayor generador de mano de obra y motor de su economía.
En aceite de oliva, el 60% de ayuda desacoplada como mínimo coincide con los planteamientos de la Administración española, aunque choca con el conjunto del sector. Una parte del olivar, el de altos rendimientos, abogaba por una ayuda desacoplada del 90%, mientras el olivar de baja producción pretendía una ayuda casi del 90% por superficie.
Órdago de España
Agricultura confiaba en poder dar respuesta a ambas demandas logrando de Buselas un sobre complementario para redistribuir especialmente en las zonas del olivar de bajo rendimiento. España tuvo sobre la mesa una oferta de 20 millones de euros que el comisario retiró al final ante el órdago de España en el algodón, actitud que el sector califica como un desplante del comisario ante una ministra recién llegada que, dice, volvería a adoptar la misma posición. España justificaba esa petición de más fondos en el olivar en atención al potencial real del sector frente a las ayudas por encima de sus producciones del olivar italiano.
En la reforma de 1998, España recibió una cuota de producción de 760.027 toneladas, una cifra muy por debajo de la producción real, y que ha supuesto ayudas anuales de 1.000 millones. En la prórroga de 2001, la propia Comisión reconocía la no existencia de datos claros en la producción olivarera, y se comprometió a ajustarlos eliminando el fraude de cifras en Italia, lo que beneficiaba aEspaña.
Sin embargo, pasados cuatro años, Bruselas no ha cambiado el reparto de ayudas en función de las producciones reales, algo por lo que ya en su día el sindicato UPA señaló la necesidad de un recurso ante Bruselas y que ahora estudia el Ejecutivo español.
Finalmente, en el apartado del tabaco, el acuerdo final alcanzado no es bueno para la economía española, pero es mucho mejor del esperado a la vista de las posiciones iniciales de Bruselas para desacoplar el 70% de las ayudas. La fijación de la ayuda desacoplada un 40% entre 2006 y 2010 es un balón de oxígeno para el sector sobre el que, sin embargo, se mantiene la ofensiva antitabaco que desarrollan los países del norte.
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