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Yuste ingresa en Bellas Artes con un discurso sobre los museos

El abogado José Luis Yuste (Logroño, 1936), director gerente de la Fundación Juan March entre 1974 y 2003, ingresó ayer en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con un discurso sobre los museos españoles creados en los últimos 25 años, en el que defendió las responsabilidades públicas en la promoción cultural de los ciudadanos en todas sus facetas. El nuevo académico, que sustituye a Jesús Aguirre en la sección de pintura, fue acompañado al estrado por la pintora Carmen Laffón y el arquitrecto Antonio Fernández Alba. "Es una satisfacción entrar en este club junto a personalidades que admiro", declaró. "La academia es una institución de tiempos de la Ilustración que tiene que acomodarse a la realidad social de nuestro tiempo".

Yuste es letrado mayor del Consejo de Estado, vicepresidente del patronato del Museo Nacional Reina Sofía y patrono de la Fundación Juan March, institución privada de la que ha sido director gerente durante cerca de 30 años. Durante este tiempo ha participado en la gestión de más de 500 exposiciones. "Ha sido toda una vida en la Fundación Juan March, desde que me incorporo en los años setenta, en un momento muy penoso de la creatividad cultural. Desde el sector privado y desde el público, en los patronatos de los museos del Prado y Reina Sofía, he seguido la potenciación cultural y científica, con sus claros y sus sombras. Uno de los aspectos más singulares en la creación de museos en los últimos 25 años, en donde la responsabilidad pública es esencial, como pasa en Europa".

Promoción cultural

A este último aspecto, Yuste dedicó un apartado de su discurso de ingreso, titulado De cultura y de museos: lo que va de ayer a hoy, al referirse a la relación entre los museos y la sociedad civil. "Existen entre nosotros voces que piden la sustitución del Estado por la sociedad en algunas de las instituciones culturales de las que hoy responden las administraciones públicas, como en los museos. A mi juicio, ninguna administración pública está legitimada en España para dejar de atender la promoción cultural de los ciudadanos en todas sus facetas, creativas o divulgadoras. La reducción del déficit público no debe hacerse a costa de la cultura. Cualquier tendencia abandonista del Estado y demás administraciones públicas en la vida cultural del país, además de chocar de frente con sus estrictas obligaciones constitucionales, dejaría un reguero de orfandades irreemplazables".

La parte central de su intervención estuvo dedicada al renacer de los museos españoles tras la Constitución de 1978, con algunos aspectos históricos a lo largo del siglo XX, para comentar algunos museos y su arquitectura, como el Guggenheim de Bilbao y la Fundación Beyeler, las colecciones de los centros, la financiación y gestión y las exposiciones temporales. "En el mundo de los museos debe ser defendida la independencia respecto a las presiones exteriores, ya sean privadas o públicas, poniéndolos en manos profesionales de sus directores y conservadores".

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