Rajoy bombardea con preguntas a Zapatero y vaticina "un Gobierno débil e inestable"
El candidato replica que los electores votaron cambio y diálogo y asegura que no será prepotente
Lo que para José Luis Rodríguez Zapatero es "talante y humildad", para Mariano Rajoy son sólo "buenos deseos y una preocupante falta de concreción". Y lo que para el derrotado candidato del PP es la propuesta de "un Gobierno débil e inestable", para Zapatero es "un Gobierno dialogante y obligado a dialogar". El líder del principal partido de la oposición bombardeó a preguntas a quien solicitaba del Congreso la investidura como jefe del Ejecutivo, pidiéndole respuestas en terrorismo, Constitución, Estatutos de autonomía, bienestar de los ciudadanos y posición internacional de España.
El líder del PP acusó al candidato de ofrecer "proyectos virtuales" a quienes necesitan agua
Discurso de investidura de Zapatero
Zapatero contestó, entre otras cosas, que no habrá trasvase del Ebro y que sacará España "de la foto de las Azores".
"En eso del talante podemos empatar", se burló Rajoy para minimizar la importancia que el candidato socialista a la presidencia del Gobierno dio ayer a ese vocablo. "El talante forma parte del proyecto. Es un elemento esencial del proyecto político", enfatizó Zapatero ya al final de su última réplica. Quizá para demostrarlo, el presidente del Congreso, el socialista Manuel Marín, concedió un turno extraordinario de contrarréplica a ambos que sólo sirvió para que los dos se dieran las gracias y se desearan suerte.
Antes de tan educada despedida, el líder popular pretendió "concreción" del candidato a presidente del Gobierno sobre múltiples cuestiones, en las que Zapatero evitó entrar. Rajoy mantuvo que el discurso de investidura de Rodríguez Zapatero "destaca más por sus silencios que por sus palabras".
La reacción general de los diputados populares, en los pasillos del Congreso, fue que a partir del discurso del candidato socialista es "difícil saber qué construirá el nuevo Gobierno, pero sí queda claro que tiene intención de derruir mucho de lo construido por el PP estos ocho años". Llegaron a esa conclusión porque Zapatero confirmó por la mañana que suspenderá la aplicación de la Ley Orgánica de Calidad de la Enseñanza, y contestó a Rajoy por la tarde que no quiere saber nada de la alianza con Estados Unidos surgida del apoyo español a la guerra de Irak, que renuncia a la posición de fuerza en la negociación con la Unión Europea de la próxima Constitución de la UE y que modificará el Plan Hidrológico Nacional para no hacer el trasvase del Ebro.
"El levante español necesita agua ahora y usted ofrece proyectos virtuales para no se sabe cuando", le dijo Rajoy. "Virtual es el Plan Hidrológico Nacional, porque no tiene garantizada la financiación de la Unión Europea", replicó Zapatero, para anunciar: "El Gobierno derogará el capítulo del trasvase del Ebro" de ese plan.
Tal decisión, según Rajoy, "retrasará sine die la solución de uno de los problemas más importantes que tiene el levante español, el del agua". Zapatero le contestó que el PSOE tiene "un compromiso electoral que va a cumplir en relación con el trasvase del Ebro". Y, como en casi toda su réplica a Rajoy, incorporó una pregunta: "¿De qué se extraña?".
La respuesta de Zapatero al asunto del trasvase fue la que cumplió más con la concreción que le exigía Rajoy. En casi todo lo demás, las preguntas del líder popular fueron contestadas con otras preguntas de rebote. El ejemplo más claro fue la reforma de los Estatutos de autonomía y de la Constitución. Ambas cuestiones fueron avanzadas por Zapatero por la mañana, pero Rajoy le pidió detalles.
Por ejemplo, sobre la reforma del Senado, Rajoy reclamó a Zapatero que explique si permitirá la asimetría entre comunidades autónomas, es decir, "si todas las comunidades autónomas tendrán o no derecho al mismo nivel competencial". Esto no sería así, a juicio del PP, si salen adelante las reformas del Estatuto de Autonomía de Cataluña o el plan Ibarretxe. Zapatero no dijo nada del plan soberanista del Gobierno vasco y optó por preguntar a Rajoy si le parecen bien los ejes sobre los que el futuro Gobierno quiere reformar la Constitución y el Senado.
El proyecto económico del PSOE fue objeto de un intercambio de ironías entre Zapatero y Rajoy. Zapatero se había burlado de Rajoy diciéndole que él no ha tenido que aprender catalán en la intimidad para pactar su investidura, como tuvo que hacer el PP en 1996. Y el líder del PP le replicó que, en la intimidad o no, le vendrían bien esas dos tardes de aprendizaje económico que le ofreció Jordi Sevilla, su futuro ministro de Administraciones Públicas.
Aparte del intercambio de pullas, el líder del PP preguntó a Zapatero sobre algunas promesas del PSOE en el programa electoral, como la rebaja del tipo máximo del IRPF al nivel del impuesto sobre sociedades. Y le recomendó que, si no quiere equivocarse, aplique "la política económica del programa de estabilidad que envió a la Comisión Europea el señor [Rodrigo] Rato y le pareció bien al señor [Pedro] Solbes", próximo vicepresidente segundo y ministro de Economía.
Y sobre el terrorismo, el asunto con el que tanto Zapatero como Rajoy iniciaron sus intervenciones, sólo quedó claro que ambos mantienen su apoyo al Pacto Antiterrorista como muestra, según el resumen de Zapatero, de que "los dos partidos que pueden gobernar España comparten que los violentos deben saber que nunca el Estado se va a plegar".
Pero la reclamación de Rajoy para saber en qué consiste la ampliación del consenso antiterrorista a otros partidos quedó para un futuro muy próximo, la fecha en la que el próximo presidente del Gobierno les convoque para hablar de este asunto.
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