El mercado eléctrico con Portugal sufrirá un nuevo retraso por el cambio de Gobierno
El Mibel, firmado el 21 de enero, debería comenzar a funcionar el próximo 20 de abril
El Mercado Ibérico de la Electricidad (Mibel) entre España y Portugal, que debería echar a andar el próximo 20 de abril, tal y como firmaron ambos países en enero, va a sufrir un nuevo aplazamiento. El plan para unir dos mercados con 53 millones de usuarios ha sufrido retrasos desde que se acordó en 2001. En esta ocasión, la razón del aplazamiento es el cambio de Gobierno en España. El nuevo Ejecutivo deberá aprobar un Real Decreto para regular la fusión en la parte española. La Comisión de la Energía y el Consejo de Estado no disponen siquiera de un borrador.
El Mercado Ibérico Eléctrico (Mibel), que viene sufriendo retrasos desde el año 2001, está concebido como un paso importante en la constitución de un mercado energético único en la Unión Europea. Dos países relativamente pequeños en el mercado energético como son Portugal y España, con regulaciones dispares, distinto grado de liberalización y escasas interconexiones, sumarán fuerzas para constituir un mercado eléctrico regional en el que las empresas de uno y otro lado de la frontera trabajarán y competirán sin trabas.
Será un mercado de 53 millones de personas que generará el 10% de la producción europea de electricidad. Será también el cuarto mercado por producción en la UE y el quinto por consumo, con una facturación anual de entre 19.000 y 20.000 millones de euros.
Pero ésta es la teoría. En la práctica, el proyecto de unión ha sufrido retrasos desde que se concibió, en el año 2001. A día de hoy, cuando falta poco más de una semana para su entrada en vigor, la Comisión Nacional de la Energía (CNE), según las fuentes consultadas, no dispone siquiera del borrador de Real Decreto que debe regular la entrada en funcionamiento del nuevo mercado desde el lado español.
Teniendo en cuenta que la CNE dispone formalmente de 15 días para informar sobre esa regulación, y un plazo similar el Consejo de Estado, será prácticamente imposible que el nuevo mercado empiece a funcionar en la fecha prevista (20 de abril). La secretaría de Estado de la Energía, que dirige en funciones José Folgado, se limitó a señalar al respecto que "no hay comentarios".
El retraso, en lo que a formalidades legales se refiere podría ser de dos o tres meses. Pero hay mar de fondo. En las empresas eléctricas españolas, que en público remiten cualquier valoración sobre un posible retraso del Mibel al futuro nuevo Gobierno español y al portugués, existe mucho escepticismo sobre la realidad del nuevo mercado.
La razón es que las regulaciones energéticas de uno y otro país distan mucho de estar armonizadas. Todavía no está bien definido cómo funcionarán los mercados, qué agentes podrán participar en los mismos, cómo se gestionarán las interconexiones, cómo se calcularán en uno y otro lado las tarifas armonizadas, cómo se financian los operadores y cómo afectará al proyecto (y a las empresas) la legislación comunitaria en materia de medio ambiente (Protocolo de Kioto), entre otros puntos. Desde la Comisión Nacional de la Energía (CNE), no obstante, se resta trascendencia al más que posible aplazamiento en el disparo de salida del nuevo mercado ya que, en su opinión, ambos países, al margen de los cambios políticos internos, no tienen ninguna intención de dar marcha atrás en la unión de mercados.
Una prueba de ello es el aumento de las interconexiones eléctricas entre ambos países (600-1.100 Megawatios en momentos punta en estos momentos), que, con financiación de la UE, deberían duplicarse para finales de 2005. Red Eléctrica de España (REE) puso en marcha recientemente el segundo circuito de la línea eléctrica de 400 Kilovatios Cartelle-Lindoso, un elemento básico para el Mibel si se tiene en cuenta que ahora mismo, según fuentes de las eléctricas españolas, las líneas de interconexión entre ambos países se encuentran saturadas más del 40% del año.
De hecho, la opinión más extendida entre los técnicos es que hasta que no se construyan las nuevas interconexiones previstas (1.100 Megawatios adicionales a corto plazo y otros 1.500 Megawatios a partir del 2005), la constitución del Mibel tendrá un efecto práctico reducido.
A las dificultades normativas y materiales para poner en marcha el proyecto se suman ciertos recelos empresariales en uno y otro mercado, con muy diferente grado de competencia. En Portugal, Electricidad de Portugal (EDP) controla el 73% de la generación eléctrica, el total de su distribución junto con la italiana ENI y en torno al 90% del negocio de gas. Presente en España a través de Hidrocantábrico, EDP tiene, según fuentes españolas, un peso e influencia en el Ejecutivo portugués difícil de comparar con el caso español.
En teoría, el Mibel, puede favorecer a la empresa lusa. Primero, porque no tendrá que ser troceada (única forma de introducir la competencia que demanda la legislación europea al mercado luso) y segundo porque puede convertirse en la tercera empresa eléctrica ibérica tras las españolas Endesa e Iberdrola.
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