La Amazonia pierde en un año 23.750 kilómetros cuadrados de bosque en Brasil
La Amazonia brasileña, un territorio que se extiende por una superficie diez veces equivalente a la española y que está considerado el pulmón verde del planeta, ha vuelto a perder en un año, entre agosto del 2002 y agosto del 2003, hasta 23.750 kilómetros cuadrados de bosque, lo que supone un 2% más de lo registrado en el anterior estudio del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales. El territorio arbolado que se ha perdido es similar en extensión a todo El Salvador. En total en la Amazonia se ha echado a perder el 16,32% de su superficie boscosa.
El Ministro de la Casa Civil, José Dirceu, y la Ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, reconocieron que las cifras son aún "preocupantes" a pesar de que se empieza a advertir, durante el Gobierno del presidente Lula, una disminución en el ritmo de la tala de árboles. Marina Silva explicó que su Gobierno ha lanzado hace 15 días un plan nacional para impedir que la Amazonia siga degradándose y que esta inmensa superficie verde está más vigilada que antes a través de satélites y de aviones especiales que envian datos al Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales.
Sin embargo, otro dato alarmante es que el mayor talado de árboles, un 57,3% del total, se ha producido en las áreas reservadas a las comunidades indígenas, efectuado ilegalmente para poder cultivar soja y para pastos del ganado. Un tema delicado porque Brasil es hoy el mayor exportador de soja del mundo, un producto que salva la balanza comercial del país, por lo que el Gobierno prepara una ley que va a abrir la mano, aunque con controles, para la producción de soja tratada biológicamente.
Indígenas
La degradación mayor ha ocurrido en las comunidades indígenas Apyterewa, Cachoeira Seca y Baú, en la zona sur del Estado de Pará. En el último año en estas regiones, habitadas por los indígeneas, han sido talados 682 kiilómetros cuadrados de árboles contra los 433 del año anterior, es decir un 57,33% de lo destruido en 2002. Entre los estados con mayor índice de degradación de la Amazonia están Mato Grosso (10,416 km2) Pará (7,293 km2
) y Roraima (3,463km2).
En el sentir de la población está siempre oculto el temor de que un día alguien -léase Estados Unidos- pueda reivindicar derechos sobre ese territorio , alegando que Brasil no es capaz por sí solo de defender ese patrimonio de la humanidad. De ahí el interés del presidente Lula da Silva por hacer ver que su Gobierno se esfuerza para frenar la hemorragia forestal de la Amazonia, y que no permite que este territorio, que posee el 26% del agua potable del mundo, no quede abandonado a su suerte.
Los conservacionistas lamentan la degradación de la zona y advierten de que el ritmo seguirá de no adoptarse medidas drásticas, que, por ahora, no perciben.
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