Pekín pone freno a las aspiraciones democráticas de Hong Kong
El Gobierno chino frenó ayer las aspiraciones de Hong Kong de tener más democracia. El Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional (APN) dictaminó que cualquier reforma del método con que son elegidos el máximo dirigente y el Consejo Legislativo (el Parlamento) de la ex colonia británica deberá contar con el visto bueno de Pekín. Es la primera vez que China emite su interpretación sobre lo que dice la Ley Básica (la mini-Constitución hongkonesa) respecto al desarrollo democrático regional. La decisión levantó protestas. Para algunos parlamentarios supone una erosión de la autonomía del territorio.
Los grupos prodemocráticos han pedido repetidas veces que las elecciones del máximo dirigente y del Parlamento, que tendrán lugar en 2007 y 2008, respectivamente, se realicen por sufragio directo. Actualmente, el denominado jefe ejecutivo es designado por un comité de 800 miembros controlado por Pekín, y sólo 24 de los 60 integrantes del Legislativo son votados por la población. En los comicios de septiembre serán 30.
Democracia sin confusiones
Pekín asegura que con la decisión adoptada pretende promover la democracia, al eliminar las confusiones y poner fin a la polémica sobre algunos artículos de la Ley Básica. El objetivo es "asegurar el desarrollo saludable del sistema constitucional" de Hong Kong, dijo el presidente de la Asamblea Popular Nacional, Wu Bangguo.
Pekín vio con gran nerviosismo las protestas que tuvieron lugar en julio en la ex colonia, en las que medio millón de personas salieron a las calles para exigir más libertades y la retirada de un proyecto de ley antisubversión, que finalmente fue paralizado. Y ha querido atajar la posibilidad de cualquier derrapaje del sistema electoral.
El Gobierno chino teme que una mayor democracia en la ciudad, contamine el otro lado la frontera, aumente la presión reformista y se produzcan disturbios e inestabilidad política en el continente.
La decisión de la APN significa que cualquier reforma democrática en Hong Kong está sujeta a la aprobación de dos partes no elegidas por los ciudadanos: el jefe ejecutivo -en la actualidad Tung Chee Hwa- y el Gobierno central. La Ley Básica dice que los casi siete millones de habitantes del territorio pueden elegir de forma directa a su líder y sus diputados a partir de 2007. La mini-Constitución establece como objetivo final la instauración de la democracia plena en la ex colonia, pero no establece un plazo determinado.
Según algunos académicos, Pekín ha ido más allá de lo que le permite la ley en su intento por controlar las libertades en el territorio devuelto por el Reino Unido en 1997, y que desde entonces funciona bajo el principio "un país; dos sistemas". La resolución de la Asamblea Popular Nacional podría volverse contra el Gobierno central, ya que podría dar origen a un voto de protesta que beneficiaría a los candidatos prodemócratas en las elecciones del Legislativo en septiembre.
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