La huelga por las pensiones en Italia se centró en el sector público

Los sindicatos italianos calificaron de "éxito extraordinario" la huelga general de cuatro horas registrada ayer en todo el país. Fue la segunda huelga contra la reforma de las pensiones y contra la política económica del Gobierno de Silvio Berlusconi, y tuvo un seguimiento desigual: muy alto en el transporte y en el sector público, discreto en la gran industria e inapreciable en el comercio.

Bastó, sin embargo, para que el ministro de Trabajo, Roberto Maroni, ofreciera abrir una nueva negociación y calificara de "interesantes" las propuestas sindicales.

Los datos de seguimiento resultaron muy diversos. Según los sindicatos, las manifestaciones realizadas en todo el país reunieron en conjunto a un millón de personas; según la policía, la cifra global fue inferior a medio millón. Según los sindicatos, paró el 60% de la plantilla de la Fiat; según la dirección, los huelguistas apenas alcanzaron el 20%.

En cualquier caso, la presencia activa en la protesta del sindicato conservador y normalmente progubernamental, UGL, demostró que la oposición al retraso de la edad de jubilación masculina, de los actuales 60 años (o 35 de cotización) hasta los 65, iba más allá de CGIL, CSIL y UIL, los tres grandes sindicatos de izquierda. El presidente del Gobierno, Silvio Berlusconi, se mostró firme en unas declaraciones efectuadas en Bruselas: "La reforma ya ha sido elaborada y está en manos del Parlamento; espero que sea aprobada lo antes posible".

Mensaje conciliador

Casi al mismo tiempo, sin embargo, el ministro de Trabajo, Roberto Maroni, envió un mensaje conciliador: "En los próximos días discutiremos sobre la plataforma presentada por los sindicatos, que contiene propuestas interesantes, aunque suponen un aumento notable del gasto público".

Una de las principales críticas sindicales a la reforma de las pensiones elaborada por el Gobierno que encabeza Berlusconi radica, precisamente, en que se ha hecho con intención de reducir el gasto, sin atender a otras consideraciones macroeconómicas.

Todos los sindicatos y la oposición de centro-izquierda reclaman una política económica que estimule el crecimiento, prácticamente estancado desde hace dos años, con mayor inversión pública.

Silvio Berlusconi asegura que el crecimiento se recuperará con una futura rebaja de impuestos; desde su retorno al poder, en el año 2001, la presión fiscal en Italia se ha incrementado sin embargo en tres puntos.

"Este Gobierno tiene un gran talento para escapar y rehuir las propias responsabilidades, tanto cuando está de acuerdo con nosotros como cuando no lo está", afirmó Guglielmo Epifani, secretario general de la central CGIL, al término de la manifestación celebrada en la ciudad de Palermo.