Patricia Ferreira indaga en la familia y en la memoria
Fernando Fernán-Gómez y Emma Vilarasau ruedan 'Para que no me olvides'
En estos tiempos de debate sobre si la familia está en crisis o en evolución, y sobre si los valores que la mantienen unida son el rezo o el precio de la vivienda, la directora Patricia Ferreira considera que la viga maestra que sostiene y reproduce la vieja institución es la memoria. Para que no me olvides, su tercera película, es una apuesta por el cine en la que la acción y las tramas, los elementos de comunicación con el espectador, son los sentimientos y los problemas cotidianos. "Precisamente porque son comunes, son también excepcionales. Igual que las vidas de las víctimas del atentado de Madrid que estamos conociendo, historias normales que, al reseñarlas, se hacen interesantes", sostiene Ferreira.
Los protagonistas de la película -que la directora y coguionista define como "un melodrama"- constituyen una familia completamente al uso en estos tiempos. David (Roger Coma, Suspiros del
corazón), hijo de una mujer separada; Irene (Emma Vilarasau, Los sin nombre) tiene una complicidad especial con su abuelo; Mateo (Fernando Fernán-Gómez), entre otras cosas porque apoya su relación con Clara (Marta Etura, La vida que te espera), una cajera de supermercado. David intenta reconstruir la memoria de Mateo, que perdió casa y familia por las represalias franquistas, hasta que un hecho trágico interrumpe esta cotidianeidad casi armónica y obligará a los personajes a aprender a vivir de nuevo, descubriendo lo que ignoraban de los demás.
Después de la tregua que supuso El alquimista impaciente, Patricia Ferreira vuelve a usar como tema central la memoria, sobre la que ya había versado su ópera
prima, Sé quién eres (cuyo título inicial era Los años borrados). "Allí me refería a la memoria histórica; ahora se trata de la memoria personal, pero reconozco que es algo recurrente, supongo que porque en el fondo somos poco más que memoria", analiza la directora, exhausta después de la jornada de rodaje que concluye la sexta semana de las ocho previstas.
Pero el día más duro fue, obviamente, el jueves día 11. A la misma hora de los atentados, el equipo hacía por carretera el trayecto inverso al de los trenes, de Madrid a Alcalá de Henares, para rodar en un teatro. "Quedamos mentalmente bloqueados, no podíamos ni hablar, y tuvimos que hacer un esfuerzo tremendo por cumplir el plan", recuerda Patricia Ferreira. La jornada de "puertas abiertas" de la película, prevista para el día siguiente, se realizó una semana después, ya en Oleiros (A Coruña). En la escena que se rueda con presencia de periodistas, David va al centro de la tercera edad donde Mateo practica taichi para comunicarle que ha decidido irse a vivir con Clara.
"Fernando es un actor absolutamente obediente", zanja Patricia Ferreira las preguntas sobre el hecho de dirigir a uno de los mitos de la interpretación. "El papel de Mateo estaba escrito para él y lo aceptó 48 horas después de recibir el guión", añade.
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