Zaha Hadid consigue el Pritzker de arquitectura
La autora del museo de arte de Cincinnati proyecta un barrio en Bilbao y una plaza en Barcelona
En la vanguardia de la arquitectura desde los comienzos de su trayectoria, Zaha Hadid se dio a conocer con proyectos de inspiración constructivista que mostraban sus excepcionales dotes para la expresión gráfica y que consolidaron internacionalmente su nombre sin apenas obras construidas. Respetada y unánimemente valorada en el entorno eminentemente masculino de las primeras figuras de la profesión, esta arquitecta de físico rotundo y poderosas dotes de expresión plástica nació en Bagdad en 1950, y reside en Londres.
La Architectural Association, donde se tituló en 1977, fue su escuela; y Rem Koolhaas, para cuya Office for Metropolitan Architecture trabajó, su maestro. Los museos de Arte Moderno de Nueva York y San Francisco, o el de Arquitectura de Francfort, han incorporado a sus colecciones los característicos dibujos, pinturas y collages de Zaha Hadid, que actualmente cuenta con numerosos proyectos en Europa, América y Asia.
En 1998 y con una exposición en el MoMA de Nueva York, Philip Johnson y Mark Wigley presentaron ante el mundo la arquitectura deconstructiva, una nueva sensibilidad fracturada que tenía como referente filosófico a Jacques Derrida y que cristalizaba en los proyectos de Coop Himmelblau, Peter Eisenman, Frank Gehry, Rem Koolhaas, Daniel Libeskind, Bernard Tschumi y Zaha Hadid.
Publicados en revistas de todo el mundo, muy pocos de sus proyectos se hacían realidad por entonces; sólo en obras de escala pequeña -como el restaurante Moonsoon de Sapporo (1990) o la estación de bomberos en Weil am Rhein (1993)- y ocasionalmente mediana -viviendas para la IBA de Berlín (1993)- se materializaban las dinámicas líneas inclinadas y los vigorosos planos cruzados o superpuestos de sus dibujos, tan líricos y expresivos como los de los arquitectos de la vanguardia rusa.
Nuevos matices
Probablemente sea en el Reino Unido, su país de adopción, donde Zaha Hadid ha tenido más dificultades para abrirse camino. En 1994 ganó el concurso para construir la Ópera de Gales en Cardiff, pero el patronato promotor de la obra consideró demasiado radical la propuesta. En LF One, otro pabellón en Weil am Rhein (1997-1999), o en el Centro de Arte Contemporáneo de Roma, aún no realizado, la idea de manipulación del plano suelo cobra nuevos matices. El trazo de la marquesina del intercambiador de Estrasburgo (1999-2001) se prolonga como una sombra blanca sobre el asfalto, y en la pista de saltos de esquí en Innsbruck (1999- 2002), la estructura de acero extiende la topografía de la pendiente hacia el cielo. Entre sus proyectos, las reordenaciones de la península de Zorrozaurre, en Bilbao, y la Plaza de las Artes, de Barcelona.
Babelia
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