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Pomodoro expone sus geometrías perforadas

"Hacer una escultura es como escribir", dice el artista en su primera exposición en Madrid

Un disco circular de dos metros y medio de diámetro gira lentamente como si estuviera suspendido en el espacio y despreciara su peso en bronce y acero cortén. Es la primera pieza del escultor italiano Arnaldo Pomodoro (Morciano di Romagna, 1926) de la veintena de obras de los últimos 20 años que desde ayer expone en la galería Marlborough, de Madrid (Orfila, 5, www.galeriamarlborough.com, hasta el 17 de abril). "Construir una escultura es como escribir", declaró ante sus geometrías que perfora y llena de formas a partir de esferas, pirámides, torres y estelas.

La primera exposición de Arnaldo Pomodoro en Madrid presenta trabajos de pequeño formato, libros ilustrados y piezas monumentales realizadas entre 1983 y 2003. Vinculado a Marlborough desde 1962, ha figurado en el pabellón de la feria Arco de Madrid, y otras exposiciones suyas se han presentado en Palma de Mallorca, Valencia y Zaragoza. Una obra suya figura en la colección Pedro Serra en Palma. Se está preparando una exposición en homenaje a Eduardo Chillida con obras de sus amigos escultores y pintores y contribuirá con un bronce del año pasado. "Siempre he admirado a Chillida, en las dualidades de vacío y lleno, positivo y negativo, dentro y fuera. Su proyecto de excavar una montaña en Canarias es estupendo", declaró ayer.

Las formas de Pomodoro se identifican en numerosos espacios públicos, como sus dos grandes esferas ante el edificio de la Farnesina y en el Vaticano. En la plaza Nervi, de Roma, se ha comenzado a instalar una torre en espiral de bronce de 21 metros de altura y 7 metros de base, que, como una nueva columna trajana, celebrará el nuevo milenio. Una maqueta en yeso aparece en una de las fotografías del catálogo de la muestra, que ilustra un estudio de Kosme de Barañano, director del IVAM, de Valencia, y en la exposición hay una versión en bronce de tres metros de altura.

Un mural de 12 metros por 3, titulado La batalla, de 1995, en fibra de vidrio con pátina de grafito, ocupa una de las paredes de la sala, que en otros puntos ha situado tres estelas de bronce, esferas, discos y giroscopios, además de otras piezas más pequeñas, junto a bajorrelieves en bronce para libros de Borges y Volponi y una portada grabada sobre plomo e incisiones calcográficas para un volumen de Guido Ballo.

Pomodoro explica ante las geometrías de las esculturas que a través de las erosiones y las superficies perforadas quiere trabajar con "la energía contenida en el interior de una forma para investigar la parte más compleja de nuestra vida". Las superficies se convierten en topografías que el mismo escultor identifica con el expresionismo abstracto, con Klee y Brancusi como sus maestros modernos, pero con frecuencia acude a los jeroglíficos, las tablas de Egipto o la piedra Rosetta. "Me interesa sobre todo la invención", dice al referirse a sus clásicos del renacimiento, Piero y Rafael, y Ucello para su batalla, sin olvidar a Goya ("representa el sentido pleno de la humanidad"), Velázquez y El Greco, y "una fuerte integración" con la arquitectura. "El espectador va capturando la energía del propio trabajo. Me quito la angustia trabajando, sin quedarme en una torre de marfil y estando cerca de la sociedad, con el gran dolor de estos días".

Arnaldo Pomodoro, ayer en su exposición, entre dos estelas de bronce.
Arnaldo Pomodoro, ayer en su exposición, entre dos estelas de bronce.LUIS MAGÁN
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