Juntos y a por todas

No siempre han estado en buenas relaciones libreros, distribuidores y editores. Libreros y distribuidores han acusado frecuentemente a los editores de publicar demasiados libros. Los editores han criticado a las librerías por no tener capacidad para su producción. Editores y libreros han reprochado a los distribuidores de falta de agilidad.

Eso ha cambiado. El sector editorial no está en crisis, pero le ha visto las orejas al lobo. Está estancado económicamente con tendencia a la baja. Los 54 millones de libros que fueron devueltos en 2002 son una luz roja de alarma, pero no es la única. La sobreproducción de títulos, su escasa permanencia en las librerías y la dificultad de circulación de los clásicos o de los libros que no son de temporada son algunos de los problemas que afectan al sector.

Todo ello les ha unido, como unidos reaccionaron contra la política del Gobierno del PP que pretendió liberalizar los precios de los libros aunque finalmente, y gracias a la protesta masiva, sólo se produjo en los textos escolares.

Juntos han trabajado en la puesta en marcha del SINLI, un nuevo sistema informático para unificar facturas, albaranes, recibos de devolución, etcétera, que tiene como objetivo agilizar los trámites. Y juntos participarán en la Oficina del Libro Español (OLE), una base de datos de títulos vivos en España.

En el 19º Congreso Nacional de Libreros, celebrado la semana pasada en Málaga, estuvieron también representados editores y distribuidores. Buena parte de las conclusiones pueden ser fácilmente suscritas por cualquiera de las tres patas del sector: escasez de estudios sobre los hábitos de lecturas en el mundo universitario, continuación de los planes de fomento de la lectura y respeto al precio fijo de los libros. "Constatamos", concluye el documento, "la mejora de las relaciones intersectoriales con la Administración, y nos comprometemos a seguir trabajando en esta dirección, que tantos beneficios nos aporta".