Las oportunidades para España
La vida sigue, aunque sea de esta forma. Recordemos: el primer hecho de tensión en la política internacional norteamericana después de la elección de Bush como presidente no fueron los atentados del 11-S en las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono, en Washington (es más oportuno que nunca interrogarnos sobre qué sucedió en este segundo lugar; nunca se nos ha dicho a los ciudadanos). Fue la caída de un avión americano en territorio chino.
El terrorismo global ha desviado la atención geoestratégica de donde estaba situada: en China. En la última reunión del Foro Económico Mundial, en Davos, a principios de año, los empresarios, políticos y líderes de opinión participantes, con las heridas del 11-S un poco más cauterizadas y una economía progresivamente al alza, volvieron a mirar hacia China, el gigante despierto: un inmenso mercado de más de mil millones de personas. Hace pocos días, la Asamblea Popular Nacional china (el Parlamento) ha incluido en su Constitución los derechos humanos y la propiedad privada. A partir de ese momento, la élite que se autocalifica como "clase capitalista" puede ingresar en el Partido Comunista. Es la particular vía china de transición del comunismo al capitalismo.
Si esta tendencia geoestratégica se consolida, ¿cuál es el área natural de expansión de España y de los intereses económicos privados españoles? Seguramente más que nunca, la olvidada América Latina. Latinoamérica no existió en Davos. Apenas acudieron a esta cita las élites políticas, económicas y empresariales latinoamericanas. Si los demás se van, eso puede ser bueno para mi, se dice en las escuelas de negocios.
Estudiemos un ejemplo concreto: la compra de la telefonía móvil de la empresa estadounidense BellSouth en todos los países latinoamericanos por parte de Telefónica. La operación es la siguiente: Telefónica Móviles ha adquirido el 100% de las filiales de telefonía móvil de la multinacional BellSouth en diez países de América Latina por una cantidad cercana, en principio, a los 6.000 millones de dólares. La compañía española incorpora así a 10,5 millones de clientes en esa zona, en la que ya estaba presente, hasta completar los 41 millones de clientes. Telefónica se convierte en la cuarta operadora de móviles en el mundo y disputa el liderazgo continental en ese segmento de comunicaciones a la mexicana América Móvil, propiedad del empresario Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo.
En nuestro país, como es lógico, la operación se ha explicado desde el punto de vista de Telefónica, pero veámosla desde los intereses de BellSouth. La compañía americana ingresa cash 4.500 millones de dólares (los casi 1.500 millones restantes le servirán para reducir su deuda), que destinará al pago de la empresa AT&T Wireless, que acaba de adquirir. Pero ¿por qué se va de América Latina una empresa como BellSouth, compañía emblemática en el terreno de las comunicaciones, que para expandirse por la zona latinoamericana contó con todo el apoyo (como siempre ocurre) de la Administración de EE UU? Una empresa que abandona, de golpe, toda una zona: se retira en bloque de 10 países, en un sector estratégico con unas extraordinarias posibilidades de crecimiento. Esto si que es un ejemplo de deslocalización en el sentido más fuerte del término. O dicho de otra forma: un repliegue zonal que merece la pena estudiar con más detenimiento, en lo que puede tener de generalizable.
Telefónica no es nueva en la zona. Estaba muy presente en bastantes países latinoamericanos antes de la compra de BellSouth. De hecho, lo que ha hecho es comprar mercado: ha adquirido a un competidor. Ha reforzado su presencia en la zona. ¿Por qué? Seguramente para que SouthBell no fuese comprada por América Móvil, que podría haber hecho una oferta previa.
Hay que seguir con detenimiento los movimientos de la inversión extranjera en el mundo. Ello nos dará las claves del reparto de influencias en el futuro inmediato y el papel que puede jugar España.
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