Comida rápida y bella... para uno mismo
Fastfood? Cómida rápida, sí, más rápida que nunca, pero también más estética y menos familiar que nunca. La feria Alimentaria de Barcelona, una de las más importantes del mundo, que abrió el 8 de marzo y se cerraba ayer, ha consagrado la cocina para gente estresada, guapa y solitaria. La lonelyfood, vamos.
Aunque los españoles comemos 4,3 veces al día, frente a las 17 veces de los norteamericanos, que así están ellos, vayamos directamente a nuestra comida fuerte, la del mediodía. Y en plan clásico, una tapita para ir abriendo boca. Nada como una aceituna, La Española, una aceituna como ninguna, que presenta "la aceituna rica en soja y con omega 3, cuyos ácidos ayudan a regular el nivel de colesterol y los triglicéridos". Después, algo de verde, ecológico, eso sí, que ayuda a conservar la figura, y nada rompe más la imagen de la gente guapa que, por ejemplo, un erupto. Para evitarlo: pepinos El Ejido. Directamente de Almería, el pepino sin pepitas. Si nos parece insulso, saquemos del bolsillo el spray García de la Cruz, que pulveriza aceite y vinagre sobre el pepino en cuestión o, si queremos deconstruir la ensalada, sobre las papilas gustativas. Si al pepino le falta sal, Flor de Sal. En la tendencia del comedor solitario y fugaz no hay que descuidar una de sus características: el diseño. Hasta el producto estéticamente más insípido, como, paradójicamente, la sal, se transforma en un objeto decorativo gracias a Flor de Sal, una empresa mallorquina, formada por las mujeres Katja Woehr and Sabine Kersten, que producen artesanalmente sal con sabor a olivas negras o hibiscus.
Vayamos a la enjundia. De primer plato, un arroz al curry de Brillante. Se coge el vasito de ración individual y se introduce un minuto en el microondas. También podríamos optar por la pizza individual Alfredo, pero es más lenta, necesita dos minutos, aunque también es cierto que lo que se gana por un lado se pierde por otro, ya que estas pizzas van al microondas con cartón y todo.
De segundo, la merluza con gambas de Mamía, que no se come, se bebe. Son potitos para adultos, enriquecidos con vitamina C y tolerados por los diabéticos. La carta se amplía con la posibilidad de beberse una paella de pescado y marisco.
Vitaminas y clara de huevo
De postre, nada de pelar o masticar. Un buen zumo Full Protein, cargado de claras de huevo, que viene envasado en tamaño chupito. Sin necesidad, tampoco, de cucharillas o servilletas, rematamos el almuerzo con una lámina Dream Mint, un caramelo del grosor de un pelo, que levanta la boina y otras cosas. Elimina la capa bacteriana dental, el aliento del fumador o/y del bebedor, y, por supuesto, cero calorías y cero azúcar. Pronto también aportará un complejo energético. La vitamina y demás son otras constantes de la alimentación de la gente estresada, guapa y solitaria. Para estar guapa hay que eliminar, primero, el azúcar de los dulces, la grasa de la leche, para luego meter vitaminas, bacilos o, directamente, clara de huevo.
Sólo hemos hecho una de las 4,3 comidas diarias que nos ordenan las estadísticas. Además, estas raciones individuales a menudo pecan de minimalismo. A media tarde nada como un huevo Maryper. Estos huevos ni se rompen ni son ovalados. Sus Ovochef van en sobres trasparentes, duran tres años, no necesita frío y garantiza al 100% que no lleva salmonela. En el momento que apetece el huevo-sobre, que es invento murciano, se explota la bolsa y se echa a la sartén. También está el OvoGym, tres claras de huevo para que los deportistas echen biomúsculos.
Los que no es bio, después de problemas legales, ahora es prebiótico, o probiótico, como el queso El Ventero, o, si no, simbiotico, como la leche Simbiotik Drink, prebiótica y probiótica a la vez. En resumen, que todo alimenta tanto y engorda tan poco que la gente sale de Alimentaria harta, pero delgada.
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