_
_
_
_
_

Tomás Val funde intriga, arqueología y toponimia en 'El secreto del agua'

El autor publica su tercera novela

Amelia Castilla

En la fase inicial nunca tiene la más remota idea de por dónde van a ir sus novelas. Tomás Val (Marcillo de Bureba, Burgos, 1961) cuenta que escribe las primeras frases y las siguientes van surgiendo. Excavaciones, filología e intriga conforman tres elementos clave en El secreto del agua (Alfaguara), su tercera novela, en la que narra la aventura de un joven arqueólogo que anula un viaje a Egipto para rastrear sobre los orígenes ibéricos del Homo sapiens.

Un libro de Jorge Ribero -un personaje real al que conoció en la cima de una montaña y al que rinde homenaje en esta novela- lleva al protagonista de El secreto del agua hasta los montes Oberenes, en el norte de España, en busca del origen del hombre y de las civilizaciones, pero en su lugar encuentra algo muy distinto: cuando el joven que sueña con parecerse a Indiana Jones llega a la zona descrita en el libro de Ribero descubre que Marcillo y Alba, los dos pueblos citados por el autor de Los orígenes ibéricos de la humanidad, no figuran ni en los mapas, y en su lugar hay un pantano que nadie utiliza. Tampoco encuentra pruebas de la existencia del autor del libro ni de la editorial que publicó el ensayo científico. "El pasado tiene más sorpresas que el futuro", dice. "Si algún día se descubre la máquina del tiempo habrá más gente que quiera viajar al pasado que al futuro".

El pasado, según Val, siempre esconde muchas sorpresas. Su arqueólogo busca el paraíso y se encuentra con cosas más cercanas. Val, que compagina la literatura con el periodismo, cubrió durante años la información de Atapuerca y nunca ha visto a nadie llorar por el descubrimiento de ese yacimiento; sin embargo, no hace muy poco contempló el dolor de un hombre cuando desenterraban el cuerpo de su hermano, sepultado en una de las fosas comunes de la Guerra Civil. "La peor maldición de los dioses es el olvido", añade Val, para el que las heridas de la Guerra Civil todavía sangran. Uno de los personajes de su novela, vencedor de la contienda, amenaza así a un pueblo: "Aquí se va a recordar lo que nosotros queramos".

La idea de Val es que tienen que desaparecer todos los que vivieron la guerra para que podamos hablar de ella. Casi 70 años no parece tiempo suficiente para curar las heridas. El personaje de su novela -"lo elegí joven para que fuera un juguete del destino y desenterrara el misterio"- no consigue cambiar la vida, pero sí modifica algunas cosas. Val sostiene que la literatura "tiene que ver con la magia de las palabras. Cuando escribo trato de crear mundos alternativos, no mostrar la realidad", concluye el autor.

Tomás Val.
Tomás Val.BERNARDO PÉREZ
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_