Argentina acuerda pagar 3.100 millones de deuda para evitar la suspensión de pagos
El FMI responde con la aprobación de las metas económicas y nueva ayuda financiera
El Gobierno argentino logró ayer, en el último día de plazo, alcanzar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el pago de 3.100 millones de dólares de deuda y evitar entrar en suspensión de pagos con el propio Fondo. El dinero que pague Argentina volverá al país en forma de crédito. El pacto se alcanzó tras una comunicación telefónica de media hora entre el presidente argentino, Néstor Kirchner, y la directora gerente interina del FMI, Anne Krueger, quien por su parte recomendará la aprobación de la segunda revisión de las metas económicas pactadas en septiembre pasado.
La sucesión de los hechos fue casi exacta a la vivida en enero pasado, antes de la primera revisión de los objetivos macroeconómicos (déficit, inflación, pagos externos) del país. Argentina y el FMI pactaron entonces una tregua en el último instante del plazo formal, antes de que el país entrara técnicamente en suspensión de pagos con los organismos multilaterales de crédito.
Tras el pacto de ayer, las cosas quedan de la siguiente manera: el consejo del Fondo aprobará en su próxima reunión la segunda revisión trimestral de las metas con las que se comprometió Argentina tras el acuerdo del pasado septiembre, que permitió al país postergar pagos de 12.500 millones de dólares por tres años. Por su parte, el Ejecutivo argentino afrontará con sus reservas el pago de 3.100 millones de dólares que vencieron ayer, y que a su vez, el FMI reembolsará en forma de crédito en los próximos días.
Alivio en el mercado
La decisión del FMI, anunciada desde Washington a media tarde de ayer (hora peninsular española), y tras una comunicación telefónica entre la directora gerente interina, Anne Krueger (actúa en lugar de Horst Khöler, que dimitió la semana pasada), y el presidente, Néstor Kirchner, fue recibida con moderada satisfacción por los funcionarios del Gobierno argentino y con un formidable suspiro de alivio en los mercados. La Bolsa de Buenos Aires avanzó más de un 5%.
La disputa entre Argentina y el Fondo que precedió al acuerdo de ayer reprodujo en los hechos el conflicto y la situación de tensión que ambas partes habían superado ya el pasado enero, después de que el FMI postergara un mes la aprobación de las metas del primer trimestre. El presidente, Néstor Kirchner, había reclamado entonces una "revisión temprana" de los compromisos del segundo trimestre y advirtió de que Argentina no pagaría el vencimiento de ayer, que suponía casi un 20% de sus reservas, si no tenía garantías de que ese dinero regresaría nuevamente como crédito, según el acuerdo de refinanciación de deudas a tres años de plazo firmado el pasado septiembre.
El FMI, sometido a su vez a la presión de los ministros del G-7, entre los que se encuentran los representantes de los miles de tenedores de la deuda pública argentina en Japón, Italia y Alemania, exigió al Gobierno argentino que mejore la oferta de pago de 25 centavos por cada dólar de los 82.000 millones que se propone canjear por nuevos bonos, a los que deberían sumar otros 18.000 millones de dólares por intereses acumulados desde diciembre de 2001, cuando el país se declaró en suspensión de pagos con los acreedores privados.
Kirchner se negó a las nuevas demandas que no estaban contempladas en el acuerdo con el FMI. Fuentes cercanas a las negociaciones afirmaban ayer que "el presidente no había aceptado [ayer] nada que no hubiese estado previamente acordado". Kirchner se disponía a firmar el decreto por el que se autoriza a los bancos elegidos para operar como agentes del Gobierno argentino en la negociación con los acreedores. El FMI pretendía, además, imponer un trato preferencial al llamado Comité Global, que representa tenedores de títulos de deuda con más de 35.000 millones de dólares, y exigía que el 80% de los acreedores estuviera de acuerdo con la oferta antes del canje de bonos.
Según un portavoz del ministerio de Economía del Gobierno argentino, "el Fondo pretende demorar el acuerdo con los acreedores hasta septiembre, porque en ese mes debe discutirse nuevamente la meta de superávit fiscal a la que se compromete Argentina en 2005 y 2006". El FMI pidió al Gobierno que negocie "de buena fe" y que mejore su oferta después de que se confirmara que el crecimiento de la economía argentina fue superior al 8% en 2003 y que se prevé que sea superior al 6% en 2004.
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