_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Chulerías

Los hechos me dan la razón. Es el propio Partido Popular el que apuesta para que a doña Teófila Martínez no sólo le sea imposible ganar, sino que la han puesto a los pies de los caballos. Sus compañeros de partido, Montoro, Arenas, Arias Cañete y, sobre todo, Rajoy, han firmado su defunción. Aznar, el "bushsiano", ha echado la última paletada sobre el cadáver político de la señora Martínez. A sus amigos andaluces, sólo les queda colocar un clavel, blanco si es posible. Si estuviera en el papel de doña Teofila no tendría más alternativa que dimitir. Las chulerías, a otra parte. Doña Teófila, al parecer, está dispuesta a tragar. Una vez más. Es su sino. Cuando no se manda en Génova (Arenas, aprende la lección) no se puede mandar en la periferia, que así es como llaman los peperos pata negra a Andalucía.

Lo que ha hecho el Gobierno de Aznar-Rajoy es reírse del pueblo andaluz y carcajearse de doña Teófila. En la misma noche del miércoles la candidata del PP seguía afirmando que lo de los 2.500 millones de euros que se adeuda a Andalucía era una promesa suya. ¿Qué ha hecho Rajoy o, mejor, qué pinta Rajoy en toda esta tomadura de pelo al pueblo andaluz? Voy a hacer mías unas reflexiones que escuché a Magdalena Álvarez, candidata socialista al Congreso de los Diputados por Málaga. Recordaba que cuando se negociaba la deuda a Andalucía, con Rajoy como responsable del PP, pudo detectar la verdadera imagen del candidato del PP a la Moncloa. Si se le llevaba la contraria o se le contradecía en sus planteamientos, se mostraba irascible, déspota en sus expresiones, despreciativo en la mirada y guasón cuando se quedaba sin argumentos; pero un guasón capaz de hacer de la mentira su principal arma.

Ya es sorprendente que todo esto haya ocurrido después de la visita, que no ha sido otra cosa, de Rajoy a tierras andaluzas (Málaga y Almería). Una vez más han querido chulear al pueblo andaluz. No tienen derecho a hablar de insolidaridad. Y si lo hacen es porque tienen mucha caradura. Así lo dijo el otro candidato socialista por Málaga, Paulino Plata. Mientras, Celia Villalobos, la otrora locuaz ministra del puchero, calla. ¿La están peinando?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_