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Reportaje:

La Autoridad Palestina se desmorona en Gaza

La guerra secreta entre clanes policiales y la aparición de paramilitares colocan la zona al borde de la anarquía y el caos

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) amenaza con desmoronarse en Gaza, como consecuencia de una situación de anarquía y caos originada los últimos meses por la guerra secreta de los clanes policiales, la aparición de grupos paramilitares, la crisis económica y la corrupción. El asesinato el martes del periodista Jalil al Zaben, 58 años, activista de los derechos humanos, asesor y amigo del presidente Yasir Arafat, por parte de un escuadrón de la muerte, ha sido el último incidente que pone en evidencia, según los expertos, "el vacío de poder" y "la parálisis de las instituciones" autónomas en la zona.

"Jalil al Zaben fue asesinado a sangre fría. Cuatro hombres enmascarados y armados lo esperaban al otro lado de la calle, frente a la puerta de su oficina en el edificio Saraf, en el barrio de Sabra, en pleno centro de Gaza. Uno de ellos cruzó la calzada, se acercó a su víctima y sin pronunciar palabra disparó con su ametralladora. Luego los encapuchados subieron a un coche marca Subaru y desaparecieron", explica Mahmud Abú Rahmah, coordinador y portavoz de la organización no gubernamental de defensa de los derechos humanos, Al Mezan, una de las más activas y valientes de los territorios palestinos.

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Al Mezan ha contabilizado en los dos primeros meses del año no menos de 15 tiroteos en Gaza, en los que han muerto cinco personas y otras 25 han resultado heridas. Todo ello sin tener en cuenta otros tipos de incidentes armados de carácter estrictamente criminal y sin aparente motivación política. Pero que, en cualquier caso, ponen en evidencia, según este portavoz, la "ausencia de autoridad" y una situación de "desorden creciente".

Hace tres semanas, los hombres del jefe supremo de la policía de Gaza, Gazi Jabali, se enfrentaron a tiros en un cuartel con los del ex responsable policial Mohamed Dahlan, dejando en el suelo un muerto y 11 heridos. Hace dos semanas, un grupo de 50 encapuchados asaltaron las oficinas de la televisión palestina en Jan Yunes para exigir empleo. Pocos días después, otro comando de hombres armados con el rostro cubierto irrumpía también en la Agencia de la Tierra de la ANP, planteando a punta de fusil sus exigencias. Todo ello jalonado de constantes ataques a los periodistas, a las sedes de la prensa local y oficinas de medios extranjeros.

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"No sabemos quiénes están detrás de estos ataques. Lo único que sabemos es que no son hechos aislados; hay una continuidad y los autores están bien organizados, lo que les hace muy peligrosos. A pesar de las promesas, la Autoridad Palestina no hace nada. Por ahora sólo se ha detenido a una persona, un militante de Al Fatah, al que se acusa de estar implicado en una de estas agresiones", se lamenta Tawfik Abú Khusa, presidente adjunto del Sindicato de Periodistas en Gaza, mientras en la sala de actos de su sede un grupo de profesionales reclama protección en una agitada asamblea.

Tawfik Abú Khusa pide la solidaridad de la prensa y las organizaciones internacionales. Detrás de él cierran filas cerca de 300 profesionales, el 60% de los cuales trabaja para medios internacionales, y sobre los que gravitan todo tipo de amenazas y presiones. Pero sobre todo exige una actitud decidida y firme por parte de la Autoridad Nacional Palestina y el Parlamento para "hacer respetar el orden y la ley" y "hacer todo lo necesario para poner fin a todo eso".

Casi nadie se atreve a hablar claro en Gaza. Las medias palabras, insinuaciones y rumores culpan a responsables de los diferentes cuerpos policiales de haberse enzarzado en una "guerra secreta" por el control del poder, salpicando cada vez más a amplios sectores de la sociedad palestina. Se diría que es un ensayo general de lo que puede llegar a desencadenarse en los territorios el día que el presidente Yasir Arafat desaparezca. Pero el miedo les atenaza y no se atreven a hacer conjeturas, y menos en voz alta y ante un periodista extranjero.

"Es exagerado hablar de caos y anarquía. Pero la situación es peligrosa. Las diferentes facciones de los cuerpos de seguridad han entrado en competición e iniciado una escalada. El vacío legal es evidente", asegura Ziad Abú Amr, catedrático de ciencias políticas, diputado, ex responsable de la Comisión de Exteriores del Parlamento y ex ministro, uno de los pocos dirigentes que osan hablar sin tapujos. Desde su despacho, a poco menos de 100 metros del Parlamento, reclama "un líder con credibilidad, que dé soluciones" y unas "instituciones con legitimidad", en las que se dé cabida a todas las organizaciones y partidos.

Ziad Abú Amr acusa directamente a Yasir Arafat de "no tener voluntad política" o de "ser un incapaz" para resolver el desorden creciente de Gaza. También acusa al primer ministro, Ahmed Qurei, de dirigir "un Gobierno escandaloso y de ser incapaz de resolver uno solo de los problemas que tienen los palestinos". Haider Abdel Shafi, una de las voces más combativas de la oposición, portavoz palestino en la Conferencia de Madrid, se unía ayer a las críticas contra el presidente Arafat, al asegurar de manera contundente: "El presidente es el único responsable de lo que pasa en Gaza".

El debate político se mezcla en Gaza con una crisis económica y financiera galopante, que ha dejado las arcas de la Administración palestina exhaustas. En el horizonte se vislumbran arriesgadas operaciones; la venta del 35% de la empresa de telefonía móvil Jawal por 43 millones de dólares o la concertación de préstamos en la banca privada, que sólo servirán para pagar una mensualidad de los 140.000 funcionarios de la Administración palestina, incluidos los casi 40.000 policías. La ayuda extranjera parece diluirse entre los dedos de los administradores a pesar de que los expertos consideran que constituye el montante de transferencias más elevado de la historia financiera; 300 dólares per cápita y año.

En círculos políticos y económicos empieza a hablarse sin ambigüedades de "situación de colapso", para pedir a continuación la ayuda urgente de la comunidad internacional para "ayudar a sobrevivir" a una Administración que la calle considera que ya está muerta. Una reciente encuesta efectuada por el Jerusalem Media & Comunication Center reflejaba que el 54% de los palestinos piensa que la ANP ha dejado de existir.

Por otro lado, la aviación israelí mató ayer a tres militantes de la organización Hamás en un ataque que destrozó el automóvil en el que viajaban por una carretera del centro de Gaza.

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