26 detenidos en el desmantelamiento de una violenta red de extorsión y robo
La Guardia Civil arrestó ayer a un vigilante que diseñaba la seguridad del Camp Nou
Los cuerpos policiales llevan más de un año tirando de unos hilos que han permitido desentrañar una red de extorsión sin precedentes que ha operado en Cataluña en los últimos meses y que utilizaba una gran violencia para traficar con drogas, robar o secuestrar a las víctimas que empleaban para delinquir. Hasta ahora se había detenido a 25 personas en varias operaciones, entre ellas un guardia civil de Girona, un vigilante de seguridad, dos ex policías municipales y ocho hinchas radicales del FC Barcelona. A la lista se sumó ayer otro vigilante que participaba en el diseño de la seguridad del Camp Nou.
La llamada operación Filo la dirige desde hace meses Carlos Ramos, fiscal especial para la delincuencia organizada y mano derecha del fiscal jefe de Cataluña, José María Mena, así como el juzgado número 2 de Vic. Se trata de una banda, admiten los cuerpos policiales, cuya actuación nadie se atreve a delimitar a la vista de los hechos descubiertos hasta ahora, pues sus víctimas son pequeños traficantes de droga, delincuentes con antecedentes o hasta algún confidente, lo cual dificulta el esclarecimiento de los hechos. En cualquier caso, se cree que han cometido más de una veintena de atracos, robos, secuestros u operaciones de tráfico de drogas.
El más violento ocurrió el pasado 3 de octubre en Vic, cuando los Mossos d'Esquadra detuvieron a siete personas. Uno de ellos se voló la cabeza con una pistola al ser descubierto. Los detenidos habían secuestrado a un ciudadano marroquí a plena luz del día y lo habían introducido en una furgoneta para obligarle a transportar 1.475 kilos de hachís que un integrante de la banda guardaba en su domicilio.
Meses antes, en enero del año pasado, otras siete personas se hicieron pasar por guardias civiles para secuestrar a otros dos magrebíes en Cambrils y utilizarlos como correos de droga. Uno se negó y le amputaron un dedo. A primeros del pasado mes de octubre, los Mossos d'Esuadra también detuvieron en Granollers a otras cinco personas acusadas de robos de vehículos o con intimidación. Entre los arrestados había un ex policía local de Terrassa y otro de Madrid.
Banda organizada
La tesis de la fiscalía y del juez es que se trata de una banda organizada con un claro reparto de funciones. Por eso, 22 de los 26 detenidos están encarcelados por asociación ilícita, entre otras acusaciones. En la cúspide, los investigadores sitúan a un guardia civil de Girona, Manuel G. T., arrestado el pasado 17 de febrero. Este agente está condenado a cinco años de cárcel por tráfico de drogas y estaba pendiente de que el Tribunal Supremo resolviese un recurso contra esa sentencia dictada por la Audiencia de Girona.
Su enlace con el resto de la banda se establecía a través de Antonio T. A., Antoñito, de 32 años, integrante de Casuals, la facción radical de los Boixos Nois, que era quien reclutaba al resto de hinchas radicales para cometer actos violentos. Su punto de reunión era un bar de los alrededores del Camp Nou.
Antoñito era, a su vez, según los investigadores, el contacto con los dos vigilantes de seguridad de Prosegur detenidos que trabajaban en el Camp Nou. Eso ayudaría a explicar los "delitos colaterales", en expresión de la policía, que han aparecido en esta trama, como las pintadas de amenazas de muerte sufridas por el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, o el plan para propinarle una paliza en el que supuestamente participó Manuel Santos, un ex empleado del club encargado de los asuntos de seguridad. Prosegur hizo público ayer un comunicado que confirma esas detenciones, asegura que considera personarse como acusación en el proceso y se pone a disposición de los cuerpos policiales.
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