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UN PROYECTO EUROPEO

La seguridad limita la información

Los periodistas necesitan un visado especial para cubrir cualquier información en EE UU

EE UU exige, desde 1986, un visado especial a los ciudadanos de países que "quieren estudiar, o desarrollar trabajos cualificados o no, o son representantes de prensa, radio, cine u otros medios informativos extranjeros". A la hora de la verdad, la exigencia del visado -tipo I- se aplicaba solamente, sin embargo, a los corresponsales permanentes, que lo necesitan para conseguir sus acreditaciones y residir legalmente en el país. Con los demás -los que venían a una reunión científica en Seattle, a cubrir los Oscar en Los Ángeles o a hacer un reportaje en Nueva York- se hacía la vista gorda. Ni los periodistas pedían nada, ni las autoridades vigilaban el cumplimiento de la ley de 1986. Los periodistas se acogían al plazo de tres meses que se concede a los turistas de 27 países -entre ellos todos los de la UE- que gozan de acuerdos de exención de visado con EE UU.

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Esto se acabó. En el marco del endurecimiento general de medidas de seguridad posterior al 11-S, cualquier visita de periodista por razones profesionales recibe el mismo tratamiento. Eso implica requisitos -pedir el visado en persona en una entrevista con un funcionario del servicio consular, rellenar largos formularios, presentar un escrito de justificación del medio y esperar hasta un mes-, gestiones que tampoco garantizan la obtención del visado: "En algunos casos, la tramitación podría tardar más de un mes, debido a procedimientos especiales de seguridad. No compre sus billetes hasta después de la entrevista. Sólo el oficial consular podrá tomar la decisión de concederle un visado en el momento de la entrevista", indican las instrucciones de la Embajada de EE UU en España.

A finales del pasado año, la American Society of Newspaper Editors (ASNE) recibió quejas de periodistas que no estaban al tanto de la exigencia de visado tipo I para estancias de corta duración. Rachel Bletchy, de la revista británica People, voló en octubre de Londres a Los Ángeles para entrevistar -como había hecho en otras ocasiones- a estrellas de Hollywood; como no llevaba visado I, la retuvieron durante 27 horas y recibió tratamiento de sospechosa de terrorismo, antes de volver a Londres. En noviembre, tres periodistas australianos fueron detenidos al llegar a EE UU -en incidentes separados- y reexpedidos a su país. Ha habido unos 30 casos que han afectado, además, a periodistas de Francia, Japón, México y Austria, entre otros países.

La ASNE considera que la exigencia supone una "obstrucción" al trabajo de los periodistas y pide que se vuelva a aplicar la política que les reconocía la condición de turistas. A esa petición se unió en enero, desde Ginebra, el Comité Coordinador de Organizaciones a favor de la Libertad de Prensa. Mark Bench es director de otra organización similar, el Comité Mundial para la Libertad de Prensa: "Creemos que se trata de una medida errónea, que dificulta la labor de los periodistas extranjeros. Comprendemos que la lucha contra el terrorismo obliga a adoptar medidas extraordinarias, pero esta exigencia nos parece excesiva", declara a EL PAÍS.

El Departamento de Estado dice que las normas están claras y que se conceden unos 14.000 visados I al año. Kelly Shannon, portavoz de Asuntos Consulares, explica que no va a haber cambios, "porque estos requisitos no son nuevos, están en vigor desde hace años", y ofrece datos: "En el año 2000 se concedieron 13.928 visados I. En el 2001, tramitamos 13.799; como estamos hablando de año fiscal, que empieza el 1 de octubre, casi no hay repercusión del 11-S. En 2002, concedimos 18.187 visados; y el aumento se debe a los Juegos Olímpicos de invierno. Cada año se dan en torno a 14.000 visados I". Los periodistas conocen o deben conocer las normas, añade Shannon: "Da igual una semana que un mes. Cuando vienen como periodistas, necesitan un visado I".

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La ASNE ha enviado cartas a los congresistas del Comité Jurídico de la Cámara y del Senado en las que denuncia el riesgo de que se cometan arbitrariedades. Y, como señala Mark Bench, "aunque las críticas proceden sobre todo de organizaciones extranjeras, grupos como el nuestro están también en contra de estas limitaciones a la labor periodística". En el comunicado de Ginebra se dice que "dificultar la entrada de periodistas daña la imagen de EE UU como un país de sociedad abierta".

Una mujer espera mientras sus datos son introducidos en el ordenador en enero en el aeropuerto de Miami.
Una mujer espera mientras sus datos son introducidos en el ordenador en enero en el aeropuerto de Miami.AP

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