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Bush pide modificar la Constitución para prohibir los matrimonios homosexuales

El presidente estadounidense arranca la campaña electoral con ataques al demócrata Kerry

"La defensa del matrimonio requiere una enmienda constitucional", en opinión del presidente George W. Bush, que pidió ayer al Congreso que elabore y presente la legislación necesaria para limitar el matrimonio a las parejas heterosexuales. "El debate es un asunto de importancia nacional", añadió Bush, que se ha lanzado de lleno a la campaña ocho meses antes de las elecciones. Para añadir una enmienda más a la Constitución -sería la número 28- hace falta el respaldo de dos tercios del Congreso y tres cuartas partes de los Estados.

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Bush ya avanzó hace un mes, en su discurso sobre el estado de la Unión, que había que defender "la santidad del matrimonio". Ahora, sensible a las quejas de las bases republicanas religiosas más militantes, que consideraron tibio el mensaje y cuyo voto es decisivo para su reelección, y a las encuestas que dicen que sólo un tercio de los estadounidenses apoya el matrimonio gay, el presidente actúa para defender "las raíces culturales, religiosas y naturales del matrimonio". Con semblante de grandes ocasiones y sin admitir preguntas de los periodistas, Bush afirmó, desde el salón Roosevelt de la Casa Blanca: "Después de más de dos siglos de jurisprudencia en EE UU y de mil años de experiencia en la humanidad, unos cuantos jueces y autoridades locales quieren cambiar la institución fundamental de la civilización".

Lo que ha perturbado al presidente -según sus propias palabras- es la coincidencia de dos elementos: la decisión del Tribunal Supremo de Massachusetts del pasado otoño en la que se pide al Legislativo del Estado que resuelva la discriminación inconstitucional que supone que dos personas del mismo sexo no puedan contraer matrimonio, con todas sus consecuencias legales, y la decisión del alcalde San Francisco, Gavin Newson, de permitir -en contra de lo que establecen las leyes de California- que su Ayuntamiento dé licencias de matrimonio a homosexuales, lo que llevó a cientos de parejas gay a hacer cola ante el Ayuntamiento para aprovechar la oportunidad. "Todo esto ha creado confusión en algo que exige claridad", dijo Bush; "si no se actúa, podemos esperar más decisiones judiciales arbitrarias, más pleitos, más desafíos a la ley por parte de autoridades locales".

Al tiempo que no hay ninguna duda sobre su intención, el presidente dejó la puerta abierta a que cada Estado adopte otras medidas: "La enmienda debería proteger el matrimonio y dejar libertad, al mismo tiempo, para que el poder Legislativo de cada Estado tome sus decisiones sobre otros acuerdos legales que no sean el matrimonio".

Vermont fue el pionero en este campo: en julio de 2000 entró en vigor la Ley de Uniones Civiles, que permite que haya parejas del mismo sexo; en California existe desde hace dos años la Ley de Parejas, y otros Estados discuten propuestas similares. Pero son leyes que no incluyen derechos y beneficios federales y que están limitadas por la territorialidad: Nebraska no reconocerá los derechos de una pareja de Vermont que se traslade a vivir allí. Por otra parte, 38 Estados han aprobado leyes contrarias al matrimonio gay.

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Enmendar la Constitución de 1787 -"llamo al Congreso para que apruebe rápidamente y envíe a los Estados para su ratificación una enmienda a nuestra Constitución que defina y proteja el matrimonio como una unión entre hombre y mujer, entre marido y esposa", dijo Bush- no es tarea fácil. Hace falta que la propuesta tenga dos terceras partes de respaldo en cada Cámara y que la aprueben luego tres cuartas partes de los 50 Estados de la Unión.

La iniciativa es claramente electoral: por una parte, satisface a su base religiosa -una tercera parte del electorado republicano- y a la población más conservadora del país, la que vive en el cinturón bíblico del Sur; por otra, mete el dedo en el ojo de los demócratas, que están divididos sobre el asunto. El probable candidato presidencial, John Kerry, ha defendido las uniones civiles, no el matrimonio de homosexuales. John Edwards, más conservador que Kerry, también está en contra y es favorable a que los Estados lo resuelvan como California o Vermont.

Horas antes de proponer la enmienda constitucional, Bush ya había dado la señal de que ha saltado al ring y se ha calzado los guantes: en una cena con los gobernadores republicanos, el lunes por la noche, el presidente entró en combate y acusó a Kerry de querer subir los impuestos y debilitar la política exterior. "Si mostramos debilidad e incertidumbre, el mundo se verá arrastrado a la tragedia. Conmigo eso no ocurrirá", dijo Bush. Los estrategas de la Casa Blanca, preocupados por el aumento de popularidad de Kerry que indican los sondeos y por los puntos débiles que el presidente tiene en Irak y en la débil creación de empleo, han adelantado los planes de campaña. Además de lanzar a Bush al ataque, la próxima semana empezarán los anuncios electorales del presidente en televisión.

Bush saluda a Schwarzenegger, en una reunión de gobernadores.
Bush saluda a Schwarzenegger, en una reunión de gobernadores.REUTERS

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