Un círculo de pobreza
En un radio de 15 kilómetros alrededor de Xàtiva están ocho de los once pueblos más pobres de la Comunidad Valenciana
En un radio de poco más de 15 kilómetros alrededor de Xàtiva se concentran ocho de los 11 pueblos más pobres de la Comunidad Valenciana. El Anuario Económico de La Caixa sitúa, en su edición de 2003, a Alcàntera del Xúquer, Antella, Barxeta, L'Ènova, Llutxent, Montesa, Rafelguaraf y Sumarcàrcer en el segundo de los 10 niveles de riqueza que establece el informe. Es decir, les atribuye una renta familiar comprendida entre los 6.400 y los 7.300 euros anuales.
¿Cómo son estos pueblos? Rodeados de naranjos, no se aprecian en ellos signos de miseria, ni sus calles esconden las desoladoras imágenes de los arrabales de una gran ciudad. La clave para entender el fenómeno la dan los vecinos: "Aquí no hay nada: ni una industria; ni servicios; sólo cuatro tiendas", explica José Luis Toro, de Alcàntera. "O vives de la naranja, o te tienes que marchar".
"No hay industria, ni servicios, sólo cuatro tiendas. O vives de la naranja, o te vas"
Lo más parecido a la industrialización que puede hallarse son almacenes de naranja, alguna cantera o alguna granja. Los almacenes emplean masivamente mano de obra femenina. En Barxeta, el 95% de las mujeres tiene este oficio, y las trabajadoras cobran poco más de cuatro euros la hora. ¿Y los hombres? Muchos son agricultores, o se dedican a la construcción en una franja que alcanza la costa alicantina. Otros acuden a los cercanos polígonos de Xàtiva o Beneixida.
Los habitantes, sin embargo, no se consideran pobres, y muchos discuten las conclusiones del Anuario. Es el caso de L'Ènova. Esta antigua alquería musulmana tiene apenas una calle, que supera los 100 números, y naranjos que se extienden casi hasta los muros traseros de las casas. Los enovenses ya han leído informaciones de que son el pueblo más pobre de Valencia, y niegan con rotundidad la fiabilidad de los datos. "Vivimos bien, y tenemos trabajo", dice Amparo García, dueña de la panadería. "Lo que pasa", aventura "es que los de la oficina de Bancaixa se llevaban mal con todo el mundo, y habrán dado informes negativos".
Eduardo Marcos, jovial presidente de la asociación de jubilados, ratifica estas palabras, pero da una pista que parece contradecirlas: 300 de los 1.032 habitantes de L'Ènova son jubilados. Una proporción que, corregida, puede extrapolarse al resto de casos.
Cinco ancianas toman el sol de la tarde en Barxeta. Tampoco tienen la sensación de ser pobres. Cobran la pensión "normal": "400 euros".
Las pensiones de esta zona de agricultores suelen ser modestas. Pero como explica Emilio Sánchez a lomos de una yegua, "aquí todo es barato", y los ancianos viven tranquilamente con unos ingresos que en ciudades como Valencia los situaría en el límite de la subsistencia. Hace pocas décadas, recuerda Sánchez, Barxeta era muy pobre. "Faltaba tanto el agua que un refrán decía: En Barxeta raïm i figues... si plou a temps". Con la construcción de pozos en la sierra, el término se llenó de naranjos que hoy asedian el pueblo desde todas direcciones.
Vicente Giner, el alcalde, no acepta que un pueblo donde abundan los coches y florece la construcción, sea tan pobre. "Quizá", conjetura, "utilizan variables como el valor catastral, que está muy desfasado". La falta de desarrollo de estos pueblos, sugiere Giner, se debe a la fuerza gravitatoria que ejerce la capital de la Costera: "Xàtiva es una ciudad de servicios que vive en cierta forma de los pueblos de alrededor, que van allí a comprar".
Ninguno de los municipios -cuatro gobernados por la izquierda y cuatro por la derecha- tiene paro. Salvo Alcàntera del Xúquer, que está en el límite, todos gozan de pleno empleo técnico. Es más, tras décadas en las que los vecinos tenían que marcharse a Alemania o a Francia, la historia les ha puesto ahora en el papel opuesto y colonias de inmigrantes, recolectores de naranja, se han establecido en ellos con una fijación peculiar: ucranianos en Antella; búlgaros en Montesa
; lituanos en Sumàrcarcer.
Clavado sobre una roca está lo fue el castillo de Montesa, reducido a ruinas por el terremoto de 1748. Abajo, entre tejados y copas de palmeras, sobresale la iglesia, que parece lo que un escritor valenciano dijo de las iglesias de Génova: una nave a punto de echarse a la mar. La cafetería San Vicent, situada en el centro, es un prodigio donde confluyen el dulce acento del valenciano de La Costera con la cadencia búlgara recién llegada.
El jornal lo reciben en mano, y esta circunstancia es otra de las explicaciones que los habitantes dan para rebatir su posición en el Anuario Económico. No son sólo los inmigrantes. Aquí, explican vecinos, alcaldes como los de Barxeta o Antella, e incluso el párroco de Rafelguaraf, "mucho dinero se mueve en negro, de mano en mano". El instituto Klein, autor del estudio de La Caixa, contesta que eso no afecta a sus conclusiones. " Nosotros no utilizamos declaraciones de renta sino indicadores indirectos, que son más fiables, porque revelan los capitales no declarados".
Proverbial, el alcalde de Barxeta concluye que "no hay mal que por bien no venga". "La próxima vez que me reúna con la Diputación les pediré que nos arreglen de una vez la carretera: ¡Fíjense qué pobres somos".
En la media
La Comunidad Valenciana en su conjunto tiene, según La Caixa, una renta familiar disponible idéntica a la media española: nivel seis; entre 9.700 y 10.650 euros anuales. Por provincias, Castellón se sitúa en cabeza (nivel siete, de 10.650 a 11.500 euros), seguida por Valencia (nivel seis) y Alicante (nivel cinco, de 8.800 a 9.700). Junto a los ocho pueblos que rodean Xàtiva, hay otros tres situados en el segundo escalón de renta: Benifairó y Quart de les Valls, en la comarca del Camp de Morvedre; y Algueña, situado en el Vinalopó Mitjà, a un kilómetro del límite con Murcia. Estos 11, con nivel dos, tienen la misma renta familiar disponible que, por ejemplo, la media de la provincia de Badajoz.
En el extremo opuesto, el de la opulencia, siete municipios valencianos se sitúan en un nivel nueve, con una renta que oscila entre los 12.500 y los 13.500 euros anuales. Son Benicàssim y Oropesa -únicos municipios valencianos que La Caixa incluye entre los 300 más ricos de España-, L'Eliana, Godella, Rocafort, San Antonio de Benagéber y Beniparrell. Respecto a las capitales de provincia, Castellón y Valencia aparecen en el nivel ocho (de 11.500 a 12.500 euros), mientras la renta familiar disponible de Alicante coincide, con un nivel cinco, con la de su provincia.
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