"Un Gobierno de transición tampoco puede ser nombrado a dedo"
Alí al Sistani, de 73 años, iraní de nacimiento, es el líder espiritual de los chiíes iraquíes (el 60% de la población). Su palabra es ley para todos ellos. Durante la invasión promulgó una fatua (orden religiosa) en la que ordenaba a los suyos no enfrentarse a las tropas extranjeras; ahora discrepa de Estados Unidos sobre el mejor modo de conducir la transición y sobre cuál debe ser el papel de la ONU. Sistani vive en Nayaf, ciudad santa de los chiíes [que se encuentra bajo responsabilidad de las tropas españolas en Irak]. La entrevista se realizó por escrito.
Pregunta. La historia y Estados Unidos han barrido al déspota Sadam Husein, pero Irak no termina de pacificarse. ¿Qué peligros existen en este momento?
"Queremos elecciones en un periodo muy breve y amparadas por el Consejo de Seguridad"
"Un sistema que respete la 'sharia', pero que proteja los derechos de las minorías"
Respuesta. La caída de la dictadura no debía haberse producido a causa de una invasión. La ocupación de nuestro país trajo consigo toda una serie de catástrofes y provocó el desplome del Estado iraquí. La seguridad pública no existe, la criminalidad ha aumentado y muchos edificios públicos han sido saqueados e incendiados.
P. Ha pasado casi un año desde el final de la guerra. Aún no puede apreciarse la transformación democrática de la que hablaba Washington. ¿Cuáles son las tareas más urgentes?
R. Necesitamos tener por fin un Gobierno que se ocupe de las necesidades de la población. Y el mejor camino para lograrlo son las elecciones.
P. Usted quiere un Gobierno que surja de elecciones libres, y exige que esas elecciones se celebren antes de la transferencia de la soberanía el 30 de junio. Los estadounidenses y algunos políticos iraquíes no consideran que el momento esté maduro; temen que Irak se desintegre en sus componentes étnicos y religiosos.
R. En un país como Irak, con múltiples grupos étnicos y religiosos, las rivalidades sólo pueden resolverse en las urnas.
P. Sin embargo, de las urnas también podría salir un régimen doctrinario que atemorizara a los cristianos y otras minorías; lo cierto es que ya se han producido incidentes.
R. Las fuerzas políticas y socialmente relevantes, es decir, el pueblo en su casi totalidad, son muy conscientes de esos peligros. Pero, alabado sea Dios, durante los últimos meses no ha habido más que un pequeño número, cada vez más insignificante, de incidentes. Todos se han esforzado por contener sus repercusiones negativas. Además, la policía y los tribunales atajarán los disturbios de ese tipo tan pronto como estén en condiciones de hacerlo.
P. El Irak de mañana, ¿será un Estado islámico en el que domine la mayoría demográfica chií?
R. De ninguna manera. Incluso aunque un grupo de la población sea numéricamente mayoritario, eso no quiere decir que ese grupo represente la mayoría políticamente dominante. Nuestro punto de partida es que en todo grupo de la población se constituirán tendencias políticas diferenciadas.
P. ¿Se constituirá Irak en un Estado no subordinado a una idea política dominante?
R. Igualdad de derechos y obligaciones para todos los ciudadanos; ése es nuestro principio. Pero como la mayoría de los iraquíes son musulmanes, elegirán sin duda un sistema que respete la sharia [ley islámica], el sistema jurídico islámico, pero que, no obstante, proteja los derechos de las minorías.
P. ¿Habrá, entonces, un Estado islámico?
R. Las principales corrientes políticas y sociales de Irak no exigen un Gobierno de orientación religiosa. Por lo demás, los religiosos chiíes [iraquíes] defienden la opinión de que los clérigos no deben ocuparse de cuestiones políticas ni aceptar cargos oficiales.
P. Hace poco estuvo en Irak Lajdar Brahimi, enviado especial del secretario general de la ONU, Kofi Annan, que también se entrevistó con usted. El motivo de su viaje era averiguar cuándo y cómo podrán celebrarse elecciones en Irak. ¿Considera un éxito esa visita?
R. Estimamos a Brahimi como persona y confiamos en él. Por lo demás, hemos exigido desde el principio que Naciones Unidas tenga un papel protagonista en el proceso de reconstrucción política. Al fin y al cabo, fuimos nosotros los que pedimos al secretario general de la ONU que investigara cuál era la mejor forma de transferir a un Gobierno iraquí los derechos de soberanía.
P. En un principio, Estados Unidos era muy reticente a la participación de la ONU. ¿Han cambiado las cosas?
R. El pasado 15 de noviembre, en un acuerdo entre la potencia de ocupación y el Consejo de Gobierno provisional, ni siquiera se mencionaba a la ONU. Ahora, el secretario general, Annan, ha aceptado nuestra petición. Consideramos que esto ha sido un gran éxito.
P. ¿Por qué quiere que la ONU participe en el proceso de transición en Irak?
R. La ONU autorizó a Estados Unidos a administrar Irak como potencia de ocupación hasta el 30 de junio de 2004. Por consiguiente, la ONU tiene también la obligación de supervisar con la máxima atención la transición desde el régimen de ocupación a la soberanía iraquí.
P. ¿Pudo convencer a Brahimi de sus posiciones?
R. He podido constatar algunos elementos positivos en sus ideas. Desgraciadamente, son muchas las cuestiones que siguen abiertas.
P. ¿Habrá elecciones generales libres a partir de las cuales surja un Gobierno iraquí?
R. Seguimos insistiendo en que se celebren elecciones libres.
P. ¿Se mostró receptivo Brahimi a sus ideas en ese punto?
R. Ya dije que no habíamos logrado todo aquello a lo que aspirábamos.
P. Entonces, ¿no habrá elecciones a finales de junio? Se habla de un Gobierno de transición.
R. Pero un Gobierno de transición tampoco puede ser una institución nombrada a dedo. Los Gobiernos impuestos no son legítimos.
P. ¿Y qué pasará ahora?
R. Si los preparativos necesarios para las elecciones libres no pueden concluirse antes de junio por culpa de las tácticas dilatorias del ocupante, habrá que tener en cuenta dos cosas. La primera: los preparativos para las elecciones tienen que estar a punto en un periodo muy breve y deben ampararse en una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. Esa resolución debe contener garantías claras de que las elecciones no volverán a aplazarse. En segundo lugar, habrá que delimitar claramente las competencias que se confiarán provisionalmente el 30 de junio a una institución no electa. Esa institución no puede adoptar ninguna decisión política importante que comprometa el futuro de nuestro país. Decisiones de ese tipo están exclusivamente reservadas a un Gobierno surgido de elecciones libres.
P. ¿Durante cuánto tiempo consideraría aceptable el aplazamiento de las elecciones?
R. No puede ser mucho.
P. Usted insiste en la rapidez del proceso. ¿Qué ocurriría si sus exigencias no son atendidas?
R. Eso lo decidirá el pueblo.
P. Los dignatarios y colaboradores religiosos que le son próximos afirman que usted desea devolver al pueblo la responsabilidad que el pueblo le ha confiado en este caso. ¿Cómo hay que entender esto?
R. El pueblo, que me ha dado su confianza, sabe cómo tiene que comportarse.
P. ¿El rechazo de sus exigencias desembocaría por tanto en una Intifada, en una rebelión?
R. No querría comentar eso.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.