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EL FUTURO DE EUROPA

El 77% de ciudadanos de la UE quiere una Constitución

Una encuesta revela el divorcio entre las aspiraciones sociales y los intereses políticos

Carlos Yárnoz

El 77% de ciudadanos de los 25 países que integrarán la UE desde mayo considera que Europa debe tener su propia Constitución. El porcentaje no baja del 50 en ningún país, según una encuesta difundida ayer por la Comisión Europea. El sondeo se publica dos meses después de que los líderes europeos fracasaran en pactar una Constitución y cuando esa prioridad ciudadana ha pasado a ser un tema secundario en las agendas políticas.

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Esta falta de interés preferente por una nueva Constitución europea se ha puesto también de relieve en la escasa importancia concedida al tema en la reunión de hoy en Berlín del triunvirato formado por el canciller alemán, Gerhard Schröder; el presidente francés, Jacques Chirac, y el primer ministro británico, Tony Blair. Representantes de la Convención sobre el futuro de Europa lamentaron ayer ese hecho en Bruselas.

La citada encuesta, efectuada entre 25.000 ciudadanos en la tercera semana de enero por EOS Gallup Europe, pone de relieve, una vez más, el foso entre lo que opinan los ciudadanos y la actuación de sus dirigentes políticos. Los líderes protagonizaron en otoño tormentosas negociaciones que culminaron en el fracaso de diciembre: la encuesta arroja un resultado global mucho más favorable a la Carta Magna europea (10 puntos más) que el sondeo efectuado al inicio del otoño. Buena parte del fracaso se debió al rechazo de España y Polonia al proyecto: el sondeo muestra que españoles (85% a favor) y polacos (72%) son entusiastas defensores de la Constitución. España, de hecho, es el séptimo país de la futura UE donde más apoyos tiene la Constitución. La lista la encabezan Italia (92%), Grecia (89%) y Hungría (87%), mientras en la cola figuran Suecia (58%) y, siempre por encima del 50%, Reino Unido (51%).

Más zanjas entre gobernantes y gobernados. Los primeros ministros repitieron una y otra vez que no cederían en sus posiciones a la hora de negociar: el 62% de los encuestados es partidario de que su propio Gobierno haga concesiones para poder superar las discrepancias. De nuevo, los porcentajes son elevados en España (65%) y Polonia (56%). Los europeos creen, en realidad, que los perjuicios por no pactar un texto serán elevados: el 67% cree que puede producirse un bloqueo de las instituciones europeas.

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Probablemente para evitar esa hipótesis, los encuestados se muestran dispuestos a aceptar una Europa a dos velocidades. El 60% incluso lo ve bien, un porcentaje que llega al 72% en el caso de los polacos y al 65% en el de los españoles. Pero otra curiosa discrepancia entre líderes y ciudadanos: el porcentaje baja en los dos países que más amenazan con lanzar la Europa a dos velocidades: Francia (59% a favor y 35% en contra) y Alemania (57% frente a 38%).

Los datos de la encuesta contrastan, sobre todo, con el escaso interés que en estas semanas ponen los líderes europeos con respecto al proyecto constitucional. Las múltiples entrevistas bilaterales en las que se trata el problema no arrojan ningún resultado concreto, como ayer lamentaron en el Parlamento Europeo medio centenar de miembros de la Convención que redactó el proyecto constitucional. El italiano Giuliano Amato, vicepresidente de la Convención, pidió que el problema se aborde con urgencia. El español Méndez de Vigo (PP) sugirió que incluso se apruebe un texto dejando al margen el polémico reparto de poder, mientras los socialistas Carlos Carnero y Diego López Garrido no descartaron que la Eurocámara pueda aprobar por su cuenta el proyecto en su última sesión de esta legislatura.

Ese escaso interés se refleja también en la reunión de hoy en Berlín del triunvirato que decide el camino de la construcción de Europa (Schröder, Chirac y Blair), que han mencionado el tema constitucional en un secundario lugar.

La cita ha levantado más que suspicacias en el resto de socios, sobre todo en el grupo de seis encabezado por el español José María Aznar y que el lunes defendieron en una carta pública que el Pacto de Estabilidad, dejado en suspenso por el eje franco-alemán, se aplique a todos por igual. La reunión y la carta de los seis, como la iniciativa de los países ricos de la UE para adelgazar los presupuestos de la Unión, son hechos que abundan en la crisis interna de Europa que los ciudadanos quieren evitar a toda costa.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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