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El coste de la ampliación de Barajas sube un 45% a un año de su inauguración

Aznar visita unas obras presupuestadas finalmente en 2.440 millones de euros

Vicente González Olaya

La ampliación del aeropuerto de Barajas, que ayer visitó el presidente de Gobierno, José María Aznar, se ha convertido en un pozo sin fondo para el Ministerio de Fomento. Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), organismo dependiente de este ministerio, tenía presupuestadas las obras de ampliación (que consisten fundamentalmente en dos nuevas pistas, una nueva área terminal y un edificio satélite) en 1.680 millones de euros. "El coste de la ampliación de Barajas", se leía todavía ayer en la página web de Fomento, "ascenderá a 279.400 millones de pesetas [los 1.680 millones de euros citados]". Sin embargo, este mismo ministerio emitió ayer una nota en la que admitía que "el importe de estas cuatro actuaciones [las pistas, la terminal y su satélite], con sus instalaciones asociadas, es de 2.440 millones"; es decir, los costes se han incrementado un 45%.

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Igualmente, y siempre según las página web del Ministerio de Fomento, las obras arrastran un retraso de casi dos años. "Hasta el año 2003 no está prevista la apertura de la nueva área terminal", se lee en la web.

No obstante, también ayer, 13 de febrero de 2004, el presidente del Gobierno, José María Aznar, inauguró sólo la "obra civil" (los edificios). A esto hay que sumar que aún falta un año para que, según las últimas previsiones de AENA, el nuevo aeropuerto pueda funcionar a pleno rendimiento. Los nuevos plazos oficiales son: agosto de 2004, primeras pruebas, y febrero de 2005, operatividad al 100% de la ampliación.

Como los nuevos edificios que ayer visitó Aznar están aún vacíos y con trabajadores rematándolos, las pistas todavía están sin calibrar, los permisos internacionales aún no han sido conseguidos, las compañías aéreas estudian cómo realizar su traslado a la nueva terminal, los gestores del aeropuerto necesitan estos doce meses de más para ponerlo en funcionamiento.

Cuando el Gran Barajas despegue definitivamente el año próximo, si no hay retrasos, se convertirá en uno de los grandes aeropuertos europeos. Será capaz de mover 120 aeronaves a la hora (frente a las poco más de 70 actuales) y de atender a 70 millones de pasajeros.

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El Ministerio de Fomento, a pesar de numerosas voces en contra, siempre se ha mantenido firme a la hora de ampliar Barajas. El Gobierno central ha esgrimido, con seguridad, que la ampliación era imprescindible por una razón de peso: si España no se embarcaba en las obras, pronto sería superada como nudo de comunicaciones (aeropuerto hub, en argot técnico) por otras instalaciones aeroportuarias en construcción (Lisboa) o más atractivas (París, Londres...). Levantar un aeropuerto de nueva planta -como reclamaban las localidades próximas, que soportan elevadísimos niveles de ruido- requeriría un mínimo de 12 años (seis para llevar a cabo los estudios y otros seis para construirlo). Fomento tenía que decidir rápido, y se inclinó por lo que más favorecía a la economía nacional -construir un gran aeropuerto en el mínimo tiempo- y más perjudicaba medioambientalmente al medio millón de personas que viven en las cercanías.

La Comunidad, para intentar acallar las quejas de los municipios, reservó suelo en 1996 para otro aeropuerto en Campo Real -a 25 kilómetros de Madrid-, pero el proyecto no arranca. El importantísimo peso industrial de las zonas que rodean Barajas (el 13% del producto interior bruto de la región y más de 10.000 millones de euros de aportación a la economía española) impide, de momento, que se construya.

Aznar visitó las obras de este futuro gran aeropuerto pegado a Madrid -lo que lo hace muy atractivo para sus usuarios-, con unas espectaculares instalaciones encargadas a algunos de los mejores arquitectos y técnicos del mundo. Hoy Barajas absorbe el 27% del tráfico entre Europa e Hispanoamérica, el 100% de los vuelos a Chile y Perú, el 47% a Colombia y el 39% a Argentina. Las nuevas instalaciones permitirán mejorar estas cifras.

Grandes claraboyas ofrecen abundante luz natural al interior, todavía vacío, de la nueva terminal de Barajas. Un edificio de más de un kilómetro de largo por 40 metros de ancho.
Grandes claraboyas ofrecen abundante luz natural al interior, todavía vacío, de la nueva terminal de Barajas. Un edificio de más de un kilómetro de largo por 40 metros de ancho.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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