El traslado de Iberia a la terminal enfrenta a AENA con esa compañía
La instalación en la nueva terminal de Barajas se ha convertido en un motivo de fricción más entre Iberia, una compañía que mueve aproximadamente el 50% del tráfico de Barajas, y Aeropuertos Españoles (AENA). La terminal abre a las compañías la posibilidad de crecer en un hub (centro de distribución) esencial para conectar los vuelos de Europa con América Latina, un segmento del mercado en el que Iberia es líder. El hecho de que AENA pretenda que la compañía española y sus socios de la alianza Oneworld (entre ellos, British Airways) comparta las nuevas instalaciones con los miembros de la alianza Star, entre los que se incluyen Lufthansa y Spanair, ha abierto la grieta en las relaciones.
Según ha manifestado en varias ocasiones el consejero delegado de Iberia, Ángel Mullor, que las dos alianzas compartan la nueva terminal no lleva más que a que el crecimiento de las compañías sea muy limitado y las instalaciones se congestionen a medio plazo. Mullor ha llegado a decir que mientras el reparto decidido por AENA, dependiente del Ministerio de Fomento, cercena las posibilidades de expansión de la compañía Iberia, permite a los socios de Star captar hasta 400.000 pasajeros más al año, cifra que alguna compañía de esta alianza se ha apresurado a desmentir.
Según Mullor, Iberia y el Ministerio de Fomento estuvieron negociando durante 36 meses aproximadamente la instalación en la terminal, negociaciones que el ministerio rompió unilateralmente en enero del año pasado. Ante la decisión de AENA, Iberia sugirió quedarse en las antiguas instalaciones de Barajas, sugerencia a la que el organismo público ha dado su visto bueno "de forma verbal". El problema surge porque para Iberia tampoco las antiguas instalaciones serían suficientes si en ellas permaneciera la tercera alianza, Sky Team, encabezada en Europa por Air France.
Compartir terminal
Para la compañía de bandera, el problema no es dónde estar, sino con quién, en la nueva terminal para poder crecer. Iberia calcula que si no tuviera que compartir la terminal con sus más inmediatos competidores, sólo en dos años podría aumentar su capacidad -medida en asientos por kilómetro ofertado- hasta en un 11,7% de media. Entre esos competidores está Spanair, la compañía de mayoría escandinava, pero gestionada por Gerardo Pascual, propietario, entre otras cosas, de Viajes Marsans y, a través de su grupo, de parte de Aerolíneas Argentinas. La primera, Spanair, compite directamente con Iberia en España y Europa, y la segunda, en América Latina.
En Iberia se alude a la distinta situación que viven otros aeropuertos europeos, como el de Múnich (Alemania) o Amsterdam (Holanda), en los que los organismos públicos ponen el suelo y son las compañías dominantes las que financian y construyen sus propias terminales.
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