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La ONU advierte de que 200.000 haitianos pueden quedarse sin comida

Juan Jesús Aznárez

El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, alertó ayer a la oposición de Haití del peligro de echar del poder al presidente Jean-Bertrand Aristide, quien fue repuesto en el poder hace una década por EE UU y ahora se enfrenta a una revuelta interna armada. "No aceptaremos una salida que no esté contemplada en la constitución. No aceptaremos ninguna salida ilegal que intente sacar del poder al presidente de Haití", dijo Powell. La oposición exige la renuncia de Aristide, que rechaza hacerlo antes de 2006, cuando termina su mandato presidencial.

A su vez, Naciones Unidas pidió ayer tanto al Gobierno haitiano como a los rebeldes que garanticen un corredor seguro para hacer llegar las medicinas y los alimentos a la población y evitar una catástrofe humanitaria. Según la ONU, más de 200,000 personas del país más pobre de América y que ya viven de la ayuda exterior se encuentran en riesgo de sufrir hambre después de que un grupo armado opuesto a Aristide tomase la ciudad de Gonaives. Los hospitales ya enfrentan tanto la escasez de medicinas y de sangre como de instrumental médico.

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El gobierno de Haití aceptará la presencia de una fuerza de policía extranjera que, junto con la Policía Nacional, le ayude a controlar la situación de violencia creciente. Esa fue una de las decisiones adoptadas despues de que la Organización de Estados Americanos (OEA), con EE UU a la cabeza, y la Comunidad de Países del Caribe (Caricom) analizaran ayer en Washington una salida negociada de una crisis política que incendió diez localidades haitianas.

Elegido democráticamente en 1990, como premio a su activismo contra la tiranía de la saga Duvalier (1957-86), el presidente Aristide fue depuesto por un cuartelazo meses después. El ex sacerdote de la teología de la liberación disolvió el Ejército, entre otras razones para evitar un nuevo golpe. Lo sustituyó una policía de 5.000 hombres que combate, desde hace semanas, contra las bandas locales que secundan las demandas opositoras. El frente antigubernamental acusa a ese cuerpo de actuar como guardia pretoriana del mandatario y de contar entre sus filas con hampones del contrabando y el narcotráfico.

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