James Cameron viaja a los restos del 'Titanic' en el fondo del océano
El realizador graba un documental en tres dimensiones en el barco hundido en 1912
Si hay alguna ocasión en la que el acto de ir al cine se puede convertir en una experiencia, ésta es una de ellas. Los cines Imax, en Madrid, estrenaron ayer Misterios del Titanic, un documental dirigido por James Cameron que, para poder ser admirado en toda su extensión, debe ser visto con la compañía entre las orejas de unas gafas modelo azafata del Un, dos, tres. Rodada para ser exhibida en tres dimensiones, la película es un viaje al fondo del océano en el que Cameron y el actor Bill Paxton ejercen de guías turísticos por los restos del Titanic. Junto a un experto equipo de submarinistas, biólogos, artistas e historiadores, director e intérprete se dan un auténtico chapuzón en la historia. Después del multitudinario éxito de Titanic, la película de 1997, James Cameron parece haberse vuelto algo perezoso con la ficción y no ha vuelto a rodar ninguna cinta. Eso sí, el barco destruido en el año 1912 le ha hechizado para siempre, tanto como para descender casi cuatro kilómetros rodeado de agua y grabar los restos del naufragio más legendario de la historia. El rodaje de Misterios del Titanic ha sido posible gracias al Reality Camera System, inventado por el propio director en colaboración con la empresa Sony, un sistema que comprende dos cámaras fabricadas para la ocasión, ideales para el sistema 3D. Así, el espectador viaja a través de lo que queda de los salones del barco, por su proa, por su puente de mando y por sus vidrieras, conservadas intactas.
Cameron afirma que podrían haber hecho un documental convencional, pero que el verdadero esfuerzo consistía en que pudiese ser admirado por la gente en tres dimensiones. En ese sentido, lo han conseguido, ya que, con una duración de 45 minutos, la película en sí no es nada del otro mundo. Lo importante radica en la parafernalia de las gafas y la más que realista visión. Para ello, el director canadiense ha vuelto a rodar variadas escenas de ficción, ambientadas a principios del siglo XX, sin texto alguno, para luego superponerlas en la grabación de los restos del barco. Con ese conglomerado de imágenes, el espectador, sumergido en el agua y en el mundo de las tres dimensiones, se hace una perfecta idea de los escenarios que muestra. Al director se le nota sumido en el espíritu de la tragedia, sentimiento que se resume con una frase de Bill Paxton: "Tú puedes abandonar el Titanic, pero el Titanic nunca te abandona a ti".
Babelia
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