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EL DEBATE SOBRE LA GUERRA DE IRAK

El CNI puso en duda las "pruebas" de Powell

Miguel González

"El CNI no tiene ni ha tenido informes propios sobre las armas de destrucción masiva en Irak", aseguró el pasado martes el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, en respuesta a la exigencia del PSOE de que se desclasifiquen los informes del centro español de inteligencia. ¿Para qué sirven sus 2.031 agentes (43% civiles, 40% militares y 17% policías o guardias civiles) y los 138 millones de euros de presupuesto anual si el servicio secreto no es capaz de proporcionar información útil al Gobierno ante una decisión tan relevante?

El 4 de septiembre de 2003, durante su comparecencia a puerta cerrada ante la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso, el director del CNI, Jorge Dezcallar, alegó que carece de los medios de la CIA o el MI6 británico, pero agregó que había reforzado su atención hacia Irak "antes, durante y después" de la guerra.

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"No existen informes de los servicios españoles de inteligencia derivados de sus propias fuentes", matizó el pasado miércoles el ministro de Defensa.

"Ninguna agencia", dice un experto, "trabaja sólo con sus fuentes. Cruzas los datos que obtienes con los que te dan los servicios amigos y llegas a una conclusión. Ésa sí que es propia".

Las conclusiones del CNI se plasmaron en tres informes, de fechas 3, 5 y 6 de febrero de 2003. "Irak ha mantenido su voluntad de seguir desarrollando sus programas ADM [Armas de Destrucción Masiva], significándose la actividad desarrollada en los ámbitos químico, biológico y de misiles", aseguraba el último.

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Del párrafo se deduce que el CNI no creía que Sadam tuviera un programa nuclear y sólo se atrevía a afirmar, respecto a las demás armas prohibidas, que mantenía la "vocación" de contar con ellas y "actividad" para lograrlo. Ni un arsenal listo para su uso ni una amenaza inminente.

El informe del CNI comparaba las imágenes de satélite presentadas como "prueba" el día anterior en el Consejo de Seguridad de la ONU por el secretario de Estado de EE UU, Colin Powell, con las captadas por el satélite europeo Helios, del que España posee el 6%. Las fotos del Helios no tenían la resolución de las exhibidas por Powell, pero eran más recientes.

Las fuentes de los servicios de inteligencia son de tres tipos: IMINT (Inteligencia de Imágenes), SIGINT (Inteligencia de Señales) y HUMINT (Inteligencia Humana). El documento se basaba en "la información IMINT y la procedente de otras fuentes".

El CNI contaba también con fuentes HUMINT: el sargento José Antonio Bernal y el comandante Alberto Martínez, destinados en Bagdad. El primero sería asesinado el 9 de octubre, y el segundo, el 29 de noviembre, junto a otros seis compañeros.

"Su capacidad de investigación era muy limitada, pero nos daban claves que no venían en los informes de la CIA: los problemas de suministro de energía, el deterioro de la infraestructura, la descomposición del régimen. Todo ello no cuadraba con la capacidad para mantener operativo armamento tan sofisticado", recuerda un agente.

"Las evidencias presentadas por EE UU no son lo suficientemente concluyentes para que quien duda de la existencia de armas de destrucción masiva en Irak pueda cambiar de postura", concluía el informe del 6 de febrero. El CNI dudaba. El Gobierno creyó a pies juntillas.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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