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El alcalde del PP condenado por abuso sexual desoye al partido y se niega a dimitir

El regidor arremete a empujones contra los periodistas en el Ayuntamiento de Toques

Xosé Hermida

Con la mirada destellando de furia y la crispación abultándole el cuello, Jesús Ares Vázquez, de 71 años, descargó su puño sobre la mesa presidencial del salón de plenos y bramó: "¡Por encima de todo, voy a seguir como alcalde de Toques! ¡Voy a seguir entregando la sangre por este pueblo!". Ares, condenado la pasada semana por abusos sexuales a una menor, dejó ayer en evidencia a la dirección del PP y a su presidente gallego, Manuel Fraga, que el día anterior habían dado por hecha la dimisión del alcalde tras reclamársela formalmente.

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Ares escenificó su desafío al PP rodeado de un grupo de vecinos fieles, que se unieron al regidor para expulsar a los periodistas por la fuerza del salón de plenos del ayuntamiento, entre insultos y empujones.

Manuel Fraga no tenía dudas la tarde del lunes, tras reunir a la ejecutiva gallega de su partido. El presidente de la Xunta, que durante varios días había defendido que la condena judicial al alcalde de Toques (A Coruña) no merecía ninguna sanción política, anunció que el PP gallego, de acuerdo con la dirección nacional, acababa de reclamar a Ares que abandonase su cargo público. Manuel Fraga aseguró que ya habían hablado con el regidor y que éste "actuaría en consecuencia" durante el pleno extraordinario convocado para ayer a fin de debatir una moción del PSOE que exigía la dimisión del regidor.

Toques, un municipio rural, de poco más de 1.500 habitantes desperdigados en una multitud de pequeñas poblaciones, tiene 6 concejales del PP, dos independientes y uno socialista. Ares gobierna desde 1981, y en las últimas elecciones, cuando ya se conocía la denuncia de la hija de un amigo suyo, de 16 años, que lo acusaba de besarla y manosearle los pechos, volvió a rebasar el 60% de los votos.

Ares se presentó ayer en el Ayuntamiento poco antes de las 10 de la mañana, hora fijada para el inicio del pleno, y saludó a los informadores gráficos que aguardaban en la puerta llamándoles "muertos de hambre". Los periodistas accedieron sin problemas al salón de sesiones, una habitación de apenas 40 metros cuadrados, donde se encontraban medio centenar de vecinos. Todo transcurría pacíficamente hasta que apareció el alcalde. Con gesto ceñudo, y antes incluso de sentarse, Ares prorrumpió en gritos de "¡por favor, cámaras fuera!", mientras se lanzaba hacia el fotógrafo más próximo para empujarlo hacia la salida.

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Los vecinos secundaron de inmediato al regidor y, entre improperios y zarandeos, expulsaron por la fuerza a los informadores gráficos. En los forcejeos llegaron a romper el micrófono de una reportera de Onda Cero. Cuando la portavoz socialista, Cruz Bande, pidió al alcalde que condenara lo sucedido, Ares le espetó: "¿Y por qué? No creo que ninguno se vaya lastimado". Los 22 informadores que cubrían el acto presentaron una denuncia ante la Guardia Civil.

Ya sólo con la presencia de algunos medios escritos, Ares despachó el trámite en pocos minutos. La edil socialista y los dos independientes reclamaron al alcalde que dimita. Ares prefirió que su declaración la leyera el secretario municipal. En ella subrayó que la sentencia de un juzgado de A Coruña -que le condena a indemnizar a la menor de la que abusó con 12 euros diarios durante dos años- alude a la "escasa trascendencia penal" de los hechos, y acusó a la demandante y a su familia de actuar sólo con el ánimo de perjudicarle. Ares se jactó de que la "repercusión pública" de la denuncia contra él "eso no impidió que en las elecciones municipales saliese nuevamente elegido por una amplia mayoría".

Ares no dio opción a más. Entre los vítores de los suyos -"¡bravo!", "¡eres un valiente!"- se puso en pie y, golpeando repetidamente el puño sobre la mesa, anunció que entregará su sangre por el pueblo. Sólo tres mujeres de entre el público, parapetadas tras los escaños de la oposición, esbozaron tímidos gritos de "¡dimisión!", acallados por la nutrida hinchada del alcalde. La portavoz socialista intentó que Ares cediese la palabra a sus compañeros del PP, que asistieron a toda la sesión cabizbajos y en silencio. El alcalde la cortó abruptamente: "No tienen nada que decir. ¡Se acabó!". Y abandonó la sala.

Avertencia de Rajoy

El PP tratará ahora de convencer a esos cinco concejales, bajo amenaza de expulsión, para que retiren el apoyo a Ares, según anunció su secretario general, Mariano Rajoy. El vicepresidente segundo del Gobierno, Javier Arenas, prometió que el PP empleará "todos los medios democráticos" para que Ares abandone la alcaldía.

En la calle, los partidarios del alcalde se negaron airadamente a ofrecer sus razones a los periodistas. "¡A vosotros no tenemos nada que deciros!", gritaban. "Ahora que habéis visto este ejemplo de sicariaje, podéis imaginaros lo que son aquí unas elecciones", explicó Manuel Ferro, portavoz de los independientes.

El Colexio Profesional de Xornalistas de Galicia expresó su condena por el maltrato dado ayer a los periodistas en el Ayuntamiento de Toques.

Jesús Ares, alcalde de Toques (A Coruña).
Jesús Ares, alcalde de Toques (A Coruña).EFE

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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