Maragall fuerza a Carod a dejar el Gobierno
El líder de ERC cesa como 'conseller en cap' y dejará el Gobierno para ser candidato al Congreso
La crisis provocada por la entrevista de Josep Lluís Carod con ETA hizo tambalear ayer durante varias horas al Gobierno catalán e incluso las relaciones entre el PSC y el PSOE, que a punto estuvieron de hacerse añicos. El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, forzó ayer la dimisión de Carod como conseller en cap. En la práctica supondrá su salida del Gobierno, aunque ésta se producirá en dos tiempos: primero se mantendrá en el Ejecutivo como consejero sin cartera, sin ninguna de las funciones que tenía hasta ahora, y antes del 9 de febrero renunciará para encabezar la lista de Esquerra en las elecciones generales. El pacto, alcanzado poco antes de las cinco de la tarde de ayer, satisfizo al PSOE, pero no al PP.
El primer gobierno de izquierdas en la Generalitat desde la Segunda República a punto estuvo ayer de hacer aguas, apenas un mes después de empezar a caminar, como consecuencia de la entrevista que a principios de año el secretario general de ERC y conseller en cap, Josep Lluís Carod, mantuvo con miembros de ETA sin informar ni a sus compañeros de gobierno ni de partido. El lunes, al trascender los contactos, Maragall le desposeyó de las facultades de relaciones exteriores, pero ayer el presidente de la Generalitat exigió su renuncia para que el nuevo gobierno recuperara la credibilidad.
La exigencia fue planteada con rotunidad a última hora de la noche del lunes por el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, lo que añadió un grado de tensión a la crisis que a punto estuvo de hacerse insoportable. No sólo para el nuevo gobierno catalán, sino también para la unidad entre el PSC y el PSOE, que nunca en 25 años de relación había tenido un capítulo tan complejo y con tantas heridas abiertas a menos de dos meses de unas elecciones generales. Fuentes del PSC aseguraron que a la solución adoptada se hubiera llegado igulamente, sin necesidad de ninguna presión por parte del PSOE.
El dilema, a primera hora de la mañana, parecía irresoluble para Maragall: si destituía a Carod arriesgaba el futuro del mismo gobierno y podía transmitir la imagen de una Generalitat supeditada al PSOE. Si lo mantenía, las relaciones con el partido hermano entraban en una crisis insólita y quizá descontrolada. La fórmula que trata de cerrar definitivamente la crisis quiere contentar a todos: como exigía el PSOE, Carod saldrá del gobierno, pero los republicanos lo presentan como una decisión propia. Maragall mantiene los apoyos para seguir gobernando y, además, ve reforzada su autoridad porque desaparece, al menos por ahora, la figura de conseller en cap, que tenía algunas de las funciones del jefe de gobierno.
Crisis de gobierno
A primera hora de la mañana, Maragall le exigió a Carod que renunciara, pero el dirigente de Esquerra se negó tajantemente, según explican fuentes conocedoras de las conversaciones. El único error que Carod admite es haber acudido al encuentro con ETA siendo conseller en cap y sin informar al Gobierno catalán, pero vive la situación como si fuera víctima de un "linchamiento".
Pese a las diferencias y con una presión cada vez mayor, el Gobierno catalán inició su reunión ordinaria a las 10 de la mañana de ayer. Maragall exigió a Carod, esta vez dentro del Ejecutivo, que optara entre renunciar al Gobierno o seguir como consejero sin cartera y sin ninguna de sus competencias. El líder de Esquerra se negó y los consejeros de su partido le secundaron y amenazaron con dimitir. Se palpaba la crisis del tripartito
A la vista de la tensión creada, el ecosocialista Joan Saura, consejero de Relaciones Institucionales y número tres del Gobierno, propuso que en paralelo se reuniera la comisión de seguimiento del pacto. Dirigentes de los tres partidos fueron llegando al Palau de la Generalitat, pero al final de la mañana las posiciones seguían inamovibles. Esquerra se negó a considerar la posibilidad de que otro dirigente del partido asumiera el puesto de conseller en cap, como sugerían los socialistas, que empezaban a considerar la posibilidad de buscar otras mayorías: a las 14.00 horas el pacto estaba casi roto y Esquerra tenía previsto abandonar el gobierno.
La cúpula del partido independentista, no obstante, dio marcha atrás al encontrar una fórmula que permite salvar la cara a su líder: Joan Puigcercós, ya proclamado cabeza de lista por Barcelona en las generales, ofreció su puesto a Carod y éste aspira ahora a que las urnas den fuerza a su propuesta de "diálogo". Si las urnas lo refrendan, se sentirá arropado como para reclamar de nuevo un puesto de privilegio en el Gobierno catalán.
El pacto se cerró poco antes de la anunciada primera comparecencia de Maragall, que se produjo finalmente a las 17.08 horas. El acuerdo incluye la presentación de listas conjuntas para el Senado entre el PSC, ERC e ICV, con lo que, salvo sorpresas, se reeditará la Entesa, que ya se presentó en 2000.
En una declaración política de menos de diez minutos, el presidente de la Generalitat "defendió" a Carod, recordó que sin él no habría un gobierno de izquierdas en Cataluña y dijo que "de buena fe" había cometido el error "muy grave, muy grave" de reunirse con ETA. Maragall dijo entender la "indignación sincera" de mucha gente y "especialmente de Zapatero", pero se mostró molesto por la "manipulación" de la derecha española, que "a menudo utiliza el terrorismo en beneficio propio". Maragall consideró que para que el gobierno pudiera recuperar "crédito" debía aceptar renuncia de Carod como conseller en cap y dejarlo como consejero sin cartera (ver discurso íntegro en la página siguiente).
El líder de ICV y número tres del Gobierno considera que la crisis "se ha superado", informa Francesc Arroyo. Subrayó que Carod ha "asumido responsabilidades políticas" y cargó contra la "demagogia" del PP contra el Ejecutivo catalán.
La destitución de Carod como conseller en cap satisfizo a José Luis Rodríguez Zapatero. En cambio, el Gobierno y el PP exigieron a los socialistas que rompan su pacto con ERC.
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