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FORO DE DAVOS

Los empresarios árabes piden más democracia para salir del atraso

Ángeles Espinosa

Políticos y empresarios árabes están utilizando en Davos un lenguaje diferente a la hora de afrontar el atraso socioeconómico de sus países. Mientras los primeros subrayan que ya han iniciado las reformas necesarias para la modernización, los segundos insisten en la urgencia de cambios concretos en la forma en que son gobernados. Pasando de la teoría a la acción, el Consejo de Negocios Árabe ha aprovechado el Foro Económico Mundial (WEF) para pedir a sus dirigentes que impulsen el Estado de derecho, la sociedad civil, la independencia judicial, la participación de las mujeres y la educación.

"El mundo árabe se está quedando atrás", constata Mohamed Shafik Gabr, presidente del comité ejecutivo del Consejo, "pero hay posibilidades, por eso hemos lanzado esta iniciativa". El documento, el primero de este grupo de trabajo nacido hace seis meses a raíz de la reunión del WEF en Jordania, pide a los Gobiernos árabes que tomen medidas para liberalizar y reforzar sus economías. Pero junto a las habituales demandas de diversificar las exportaciones, implicar al sector privado o eliminar las restricciones a la inversión extranjera, dedican un apartado a las prácticas de gobierno y otro al desarrollo humano.

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"No cabe duda de que la reforma económica que pedimos no es posible sin reformas políticas", reconoce Gabr, presidente y director general del grupo egipcio de inversiones Artoc, durante un encuentro con periodistas. "Si continuamos por el camino que vamos, estamos alentando una bomba de relojería: el desempleo", advierte, antes de recordar que sólo para mantener los actuales niveles de empleo "el mundo árabe necesita crear 80 millones de puestos de trabajo en los próximos 17 años", una tasa de crecimiento que no se ha conseguido nunca antes. "Hoy, el paro supera el 15% en la mayoría de los países y un 70% de los afectados son jóvenes", señala con preocupación.

Reformas

Gabr duda de que el cambio de régimen en Irak vaya a servir de ejemplo al resto de la región. "En primer lugar, la reforma tiene que tener raíces locales porque, si viene de fuera, va a ser recibida con recelo", explica este empresario egipcio. "En segundo lugar, no vale la fórmula de la talla única porque no somos una región homogénea". La mayoría de los participantes árabes en el foro coinciden con él en ese punto. Discrepan, sin embargo, sobre si es posible acceder a una economía de libre mercado viable sin avanzar a la vez hacia un sistema político plenamente democrático.

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Lo que parece claro es que, tal como ha reconocido el ministro jordano de Planificación, Basem I. Awadallah, a pesar de las diferencias, todos los países de la zona hacen frente a los mismos problemas: educación, pobreza y la limitación de los derechos de la mujer. "Sin embargo, muchos gobiernos cierran los ojos", recuerda Awadallah.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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