_
_
_
_
_
Reportaje:

La 'poli' visita la escuela

Los agentes tutores visitan los colegios para dar charlas sobre drogas, violencia y venta ambulante

¿Se imaginan un policía municipal, uniformado y con tiza en mano, impartiendo una clase en un colegio cualquiera a chicos de educación secundaria? Pues la realidad a veces supera la ficción y lo cierto es que esta escena es cierta.

Por ejemplo, ayer acudieron al colegio Menesiano de Madrid dos agentes de la policía para poner al día a una veintena de alumnos sobre los efectos perniciosos del consumo de alcohol para el organismo, y de las leyes que influyen en su consumo.

Daba la impresión, a primera vista, que los chavales se lo sabían todo de corrillo, pero, por sus preguntas a los agentes, se deducía al poco tiempo que estaban bastante despistados en esta materia.

A los policías que, como ayer, visitaron el colegio se les conoce con el nombre de agentes tutores, y su misión es actuar en todo lo que tenga que ver con la protección de los menores frente a los riesgos del alcohol, entre otras materias. Y qué mejor que estar en contacto con los colegios para saber qué se cuece entre los chicos. Así que cada vez que hay algún problema con algún alumno, los responsables del centro llaman a los agentes tutores de su distrito y éstos se presentan en el colegio para intentar solucionarlo.

Más información
"¿Qué pasa si conduzco sobria y atropello a un borracho?"

Los conflictos pueden ser de distinta índole; por ejemplo, que un chico haya dejado de venir a clase sin motivo aparente, que dos pandillas del barrio se estén continuamente peleando o que haya sospechas de que se están vendiendo drogas cerca del centro escolar.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Ayer, por ejemplo, estuvieron en este colegio para departir con los jóvenes sobre alcohol. Porque ésta es otra de sus actividades: impartir charlas informativas sobre drogas, violencia o venta ambulante a los alumnos.

"¿Sabíais que el alcohol puede llegar a nuestro cerebro?", pregunta el agente a los chicos.

"¡Sí!", responden los chavales.

"¿Y si llega al cerebro, ¿qué pasa?", vuelve a preguntar el agente.

"Que te pones piripi...".

"Ya, pero ocurren muchas más cosas. Por ejemplo, después de grandes ingestas de alcohol durante mucho tiempo algunas personas son incapaces de recordar. ¿Os imagináis que no pudiéseis acordaros del día que hicistéis la comunión?". Uno de los alumnos levanta la mano y pregunta desde el final de la clase: ¿por qué muchas veces, cuando alguien bebe mucho una noche, se echa a llorar delante de los colegas. "¿No has oído nunca que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad?", le dice el agente. "Eso significa que si llora es porque se siente triste y es incapaz de disimularlo como lo haría si estuviera sobrio", prosigue.

Después, el agente les da unos cuantos consejos para saber beber bien. Por ejemplo, les cuenta que es importante hacerlo lentamente. "Vamos, que no os toméis una copa de un trago para haceros los machitos. Es bueno que os toméis tiempo para que el organismo se vaya acostumbrando al alcohol". También les dice que es recomendable tener comida en el estómago si se va a beber. Entonces, un alumno parece haber encontrado la clave: "¡Ah, por eso en los bares cuando pides una caña te suelen poner un pincho!".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_