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Sólo uno de cada 170 inmigrantes llega a Cataluña por el cupo fijado por el Gobierno

La mayoría se estableció por el sistema de reagrupación familiar o por otras vías

Miquel Noguer

Cataluña cerró 2003 con 55.487 inmigrantes en situación legal más de los que había en el año anterior. Este incremento del 17% ha convertido a Cataluña en la comunidad con más inmigrantes de España, pero también ha supuesto un nuevo fracaso para la política de inmigración del Gobierno central. El Ejecutivo de José María Aznar se planteó ya en 2001 que la vía preferente de entrada de inmigrantes a España fuera la establecida por los contingentes fijados por el propio Gobierno, pero la realidad es que sólo 330 de los 55.487 inmigrantes llegaron por esta vía.

El resto de inmigrantes se estableció en Cataluña por el procedimiento de la reagrupación familiar o por otras vías, como la de demostrar que llevaban más de cinco años establecidos en España. En la práctica, supuso que los contingentes, los cupos aprobados a finales de 2002 y que debían estar en vigor a lo largo de 2003, acabaron siendo papel mojado.

Estos contingentes, fijados por el Gobierno central, preveían que Cataluña recibiría durante el año pasado unos 2.200 trabajadores contratados en sus países de origen y solicitados directamente por empresarios. Pero los problemas y las dificultades burocráticas han podido más que la voluntad inicial y sólo han acabado llegando 330 inmigrantes, 263 de ellos en la provincia de Barcelona. Los empresarios se quejan de la lentitud y de la excesiva burocratización existente para contratar un inmigrante por la vía del contingente y los sindicatos no dudan en calificar de "rotundo fracaso" esta solución.

En la provincia de Barcelona, por ejemplo, las solicitudes documentadas de mano de obra por parte de los empresarios alcanzaron las 1.063, de las que sólo 653 fueron aceptadas por el Ministerio de Trabajo. Al final, sin embargo, sólo acabaron llegando los 263 ya citados. ¿Qué ocurrió?

El presidente de la patronal vallesana Cecot, Eusebi Cima, considera que la burocracia por la que tienen que pasar inmigrantes y empresarios que deciden "hacer las cosas bien" es excesiva. "Estamos avanzando por el buen camino, pero la verdad es que en muchos casos el proceso de intentar cubrir un puesto de trabajo con inmigrantes del contingente todavía puede demorarse cuatro o cinco meses, y esto es excesivo". En opinión de Cima, muchas empresas no pueden prever con tanta antelación sus necesidades de mano de obra y por lo tanto no se fían del proceso de contratación por la vía de los contingentes. "La idea de contratar a los trabajadores en sus países de origen es buena, pero su puesta en marcha no ha funcionado, es un desastre", concluye el presidente de la patronal.

El Centro de Información para Trabajadores Extranjeros de Comisiones Obreras ve el panorama aún más desalentador. Ghasan Saliba, responsable del servicio, considera que las dificultades para la contratación "y la escasa voluntad política" hace que empresarios y trabajadores "se busquen la vida con otras salidas". El hecho de que en 2003 el Gobierno reabriera parcialmente la posibilidad de que los trabajadores extranjeros pudieran entrar a España por la vía del régimen general (con una oferta laboral nominativa firme) hizo que muchos empresarios decidieran contratar a extranjeros ellos mismos o a través de agencias de colocación a los países emisores de trabajadores.

Algunas fuentes aseguran que las autoridades de inmigración de Cataluña también hicieron "la vista gorda" en 2003 y renovaron permisos de residencia a inmigrantes que, sin cumplir con los requisitos, sí podían acreditar que habían trabajado un mínimo de días a lo largo del último año.

Pero el Gobierno no desiste en su empeño de aplicar cupos y ya ha aprobado los que estarán vigentes para 2004. Según sus cálculos, Cataluña debería recibir este año un total de 6.138 trabajadores, de los que 3.432 tendrían un contrato estable. El resto de contratos serían para los temporeros de la agricultura y otros sectores, que vendrían por unos meses y volverían a sus países de origen al finalizar su contrato.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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