Powell se queja ante Brasil por fichar a sus ciudadanos

El Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva mantiene un pulso con Washington en el conflicto de los turistas estadounidenses que son fichados (toma de huellas dactilares y fotografías) al llegar a los aeropuertos y puertos brasileños, en represalia por las medidas norteamericanas que afectan a los brasileños que entran en EE UU.

Ante las protestas del secretario de Estado norteamericano, Colin Powell y de la embajadora estadounidense en Brasilia, Donna Hriank, el ministro de Exteriores de Lula, Celso Amorin, se ha limitado a pedir al Gobierno de Washington que Brasil sea retirada de la lista de países cuyos ciudadanos son fichados al entrar en Estados Unidos, algo a lo que la Administración de Bush se niega por razones de seguridad.

En realidad, el Gobierno de Lula está entre la espada y la pared. Por un lado, no tiene en este momento ningún interés en abrir un contencioso con EE UU, ya que acaba de conseguir la repatriación de más de mil brasileños detenidos en las cárceles norteamericanas por haber entrado sin visado en aquel país. Pero por otro sabe que la opinión pública del país ha aplaudido la decisión del juez federal del Estado de Mato Grosso do Sul, Julier Sebastião da Silva, quien sirviéndose del principio jurídico de "reciprocidad diplomática" emitió días atrás una sentencia que obliga a la policía a tratar de modo similar a los turistas norteamericanos fichándoles a la entrada en el país, como la policía hace con los turistas brasileños en EE U

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