EE UU prepara un cambio en la política de inmigración de los ilegales mexicanos
Bush anunciará hoy las nuevas medidas con el fin de ganar el voto hispano en las elecciones
La Casa Blanca se dispone a anunciar cambios importantes en la política de inmigración que pueden cambiar la situación de millones de mexicanos que trabajan ilegalmente en EE UU. George W. Bush tiene previsto comunicar hoy esas novedades, días antes de entrevistarse con el presidente mexicano, Vicente Fox, en la Cumbre de las Américas, que se celebrará en Monterrey los próximos lunes y martes y en un año electoral en el que el voto latino es más importante que nunca.
Bush, que desarrolló lazos especiales con México cuando era gobernador de Tejas y que hizo allí su primer desplazamiento oficial como presidente, paralizó el compromiso sobre inmigración que se estaba forjando entre las dos Administraciones tras el 11-S. La posición de México en el Consejo de Seguridad de la ONU durante el pasado año, resistiendo las fuertes presiones de EE UU y España en la crisis de Irak, contribuyó a la congelación del asunto. Ahora las cosas han cambiado y tanto Bush como Fox pueden sacar amplios rendimientos de una nueva política de inmigración.
Según cálculos oficiales, hay entre 8 y 11 millones de trabajadores ilegales en EE UU, algo más de la mitad mexicanos. Lo que se espera que Bush anuncie hoy es una declaración de principios que se traduzca en medidas concretas. Una de ellas es la entrada de inmigrantes para puestos de trabajo específicos y reclamados por los centros de empleo. Para Scot McLellan, portavoz de la Casa Blanca, se trata de "acomodar las necesidades de los que ofrecen trabajo y de los que lo buscan", con una fórmula similar a la defendida el pasado verano por el senador republicano por Arizona John McCain, según la cual se abriría un banco de datos que funcionaría como una gran bolsa de trabajo en Internet, con ofertas hechas primero a trabajadores estadounidenses y después a extranjeros, a los que se les concederían visados temporales en función del puesto de trabajo.
El proyecto de ley que ha inspirado a Bush también establecía un mecanismo de regularización para los ilegales. Tom Ridge, responsable de Seguridad Interior, ha hablado últimamente de la necesidad de legalizar de alguna forma a los millones de indocumentados. Nadie espera que Bush anuncie hoy una amnistía total, sino un plan que abra un horizonte de legalización.
Para Fox, apurado políticamente, un cambio en la actual política de inmigración es una buena noticia. Para Bush, las ventajas son claras en un año electoral en el que no va a desaprovechar ninguna oportunidad de mejorar sus posibilidades de reelección.
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