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El plan cardiovascular fija un límite de 8 minutos para atender los infartos

Unas 27.500 muertes por ataque al corazón se producen antes de llegar al hospital

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en España (más de 125.000 defunciones, el 35% del total). La tercera parte de este grupo la representan los infartos, que acaban con la vida de 40.000 personas, de las que 27.500 fallecen antes de llegar a un hospital. Estos datos han llevado al Ministerio de Sanidad y a las Comunidades Autónomas a elaborar un Plan Integral de Cardiopatía Isquémica en el que se fijan objetivos como un límite de ocho minutos desde que se sufre un infarto hasta el ingreso hospitalario. El plan empezará a aplicarse a lo largo de 2004.

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Desigualdad territorial

Las enfermedades del corazón y los vasos sanguíneos, además de ser las que más muertes causan, pueden también medirse en euros. El Plan Integral de Cardiopatía Isquémica que entra ahora en marcha habrá tenido en cuenta que la atención y tratamiento de estas dolencias representa un elevado coste que roza los 2.000 millones de euros. Este plan sanitario fija objetivos claros y medibles, y empezará a funcionar este año. Ello no quiere decir que todos los objetivos deban cumplirse en 2004, pero sí se indica hacia dónde hay que ir y servirá para detectar las deficiencias, según explicaron fuentes de Sanidad.

Los puntos más destacados del Plan son los que se exponen a continuación:

- Factores de riesgo. Más de la mitad de los casos de enfermedades cardiovasculares podría evitarse. Los factores que más influyen son el tabaco, el sedentarismo y la dieta (y su influencia en la hipertensión, el colesterol alto, la diabetes y la obesidad). El porcentaje de reducción de la incidencia podría llegar al 74% en hombres y al 55% en mujeres.

- Objetivos de prevención. El Plan fija objetivos medibles para cada apartado. En el caso de la prevención estos consisten en retrasar el inicio del consumo del tabaco de los 13,3 años de edad a los 15 en un plazo no superior a un lustro y reducir el tabaquismo del 35,7% de los adultos al 28%, entre otros.

Sobre la obesidad, se trata de reducirla un 3% entre los hombres y un 5% en la población femenina, así como rebajar un 3% la ingesta de alcohol, eliminando incluso la recomendación de consumir alcohol como algo beneficioso en cantidades bajas.

Los expertos que han elaborado el plan destacan que hay graves "deficiencias en la detección, diagnóstico, tratamiento y control de la hipertensión arterial" y que "el consejo antitabaco se realiza escasamente o de manera inadecuada". Todos los factores de riesgo deben ser reflejados en la historia clínica del paciente y actualizarse cada dos años.

- Deficiencias en la atención. Entre las deficiencias encontradas, el plan destaca que "existe una demora muy elevada entre el inicio de los síntomas y el contacto con el sistema sanitario". También que faltan recursos para realizar cateterismos y angioplastias (restituir la circulación abriendo las arterias obstruidas o reemplazándolas) y que no existen desfibriladores semiautomáticos en lugares con gran afluencia de público (centros comerciales, estadios) y ambulancias, que podrían precisarse en caso de infartos. El plan también fija tiempos máximos para cada una de las posibles atenciones.

Por otro lado, se fija un plazo para hacer las arteriografías, que deberán estar listas antes de tres meses.

- Anginas estables, arritmias. Estas dolencias no presentan gravedad inmediata para los enfermos, pero ello no significa que no requieran tratamiento en plazos concretos. Los propuestos son:

-Medicación adecuada, en el acto.

-Coronariografía (estudio de las arterias coronarias que rodean, como una corona, el corazón) en tres meses. Este plazo inicial deberá acortarse a un mes en cinco años.

-Implantación lo antes posible de un desfibrilador (una especie de marcapasos que evita la fibrilación o contracciones irregulares del músculo cardiaco).

Ante los objetivos anteriores los expertos destacan, sobre todo, la necesidad de acortar los tiempos de espera.

- Mortalidad y otros índices. Cuando un paciente necesite un implante de arterias artificiales por haber padecido una embolia o un infarto, los criterios de calidad implican que la mortalidad debe ser de menos del 2%. La necesidad de repetir el proceso, de menos de un 15% en un año. En el caso de un trasplante cardiaco, el límite de mortalidad debe estar en el 20% al año de la intervención.

Los puntos críticos de estas técnicas son las demoras, la falta de evaluación de los resultados (no se sabe la eficacia de todas las unidades que practican estas intervenciones, por ejemplo) y la "proliferación no racional ni coordinada" de ciertos recursos. Como indica Carlos Macaya, jefe del Instituto del Corazón del Clínico de Madrid y uno de los autores de este plan, no tiene sentido que se abran unidades "por criterios políticos" si no van a tener un volumen de actividad que garantice la experiencia de sus profesionales.

- Información. Uno de los puntos clave para el éxito del plan consiste en la medición de los objetivos. Ello implica que los centros hospitalarios y las consejerías deben poner a disposición del resto los datos de los resultados obtenidos, una situación que algunos pueden preferir evitar. El plan prevé medir una serie de indicadores que van desde mortalidad por edad y sexo a prevalencias de factores de riesgo, porcentaje de personas con enfermedades conocidas, reingresos, tiempo de llegada a los centros sanitarios y de demora hasta que se les practica cada técnica, etcétera.

- Peor perfil. Los expertos advierten de que los resultados de las actuaciones pueden verse condicionados porque los pacientes presentan un "peor perfil". Es frecuente intervenir a personas cada vez más mayores y más deterioradas.

- Edad e infarto. Precisamente la edad es el primer factor de riesgo del infarto. Los mayores de 74 años sufren la mitad del total. También son los de mayor mortalidad (el 75%).

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